Otro sapo más.

18 Nov

Pues al final, la primera gira del Unicaja lejos de Málaga, ha tenido casi de todo, ha llegado la primera derrota (además, de ésas que no se van a olvidar), una victoria en Europa directa a la historia estadística, y dos partidos de los que hay que ganar, y se ganan, además, con buenas sensaciones.

Digo de entrada que me fastidia que no se juegue este fin de semana próximo el partido frente a La Laguna Tenerife, porque, desde mi punto de vista, estamos aplazando una semana un grandísimo espectáculo, que además, con los partidos de selecciones y los viajes, introducen la posibilidad no deseada de alguna lesión de los protagonistas reales: los jugadores, los cuales, centrándonos en los casos de los planteles de Unicaja y Canarias, están en un momento magnífico.

Dejando un poco al lado el modo Liga ACB, el baloncesto de esta semana se centra en los compromisos de las selecciones, que llevará lejos de Málaga a la mitad de la plantilla de Ibon Navarro, España, con Tyson Pérez, Jonathan Barreiro, Alberto Díaz y Yankuba Sima, Montenegro con Kendrick Perry, Polonia con Olek Balcerowski y Alemania con Dylan Osetkowski contarán con ellos para los enfrentamientos ante Eslovaquia, Bulgaria, Estonia y Suecia, respectivamente.

Y lo cierto, es que, pese a que el nombre del rival no es de los de primer nivel en el continente, España se la juega, para la clasificación, Sergio Scariolo habrá de derrotar a la selección centroeuropea con las ausencias de los jugadores Euroliga (los de FC Barcelona y Real Madrid más Juancho Hernangómez) y Santiago Aldama, única aportación NBA al equipo nacional.

Sobre el tema de las ausencias, está claro que peor lo tiene Álex Mumbrú con Alemania, que entre unos y otros, puede echar de menos a veinte jugadores, cosa que no ocurre con España, pero estamos nuevamente con el dislate habitual que significa que los equipos recurren a jugadores que no son la primera opción para clasificarse para un compromiso posterior, campeonato que al final jugarán otros, con más nombre y mejor rendimiento general -que no tiene por qué coincidir con el que tengan ahora-, y que hemos normalizado lamentablemente como vivir con ampliar la desigualdad en nuestra sociedad.

Ettore Messina calificó esto en su día como una humillación, humillación a la que las federaciones someten a los jugadores que son sacados ahora de sus equipos para acrecentar el prestigio de una entidad que no les paga y que no tendrá problema alguno en desecharlos para poner a otro en su lugar cuándo llegue lo realmente bonito de la competición, mientras tanto, entrenadores y jugadores, prisioneros de esta circunstancia.

En su día, se nos vendió que la gente reclamaba más partidos de los mejores con su selección más allá de los campeonatos que habitualmente eran mediante una concentración en verano, algo habitual con campeonatos continentales, mundiales u olímpicos, se hablaba del éxito que suponía para deportes como el fútbol y todo se pintaba precioso, como si en nuestro deporte fuera posible que en la NBA se cediera a Clint Capela para que viajara desde Atlanta a Bakú para un crucial Azebaiján-Suiza de este próximo domingo.

Este planteamiento nació hace años, se anunció de manera unilateral desde la FIBA cuatro temporadas antes de su implantación allá por 2017 y la situación es que no se ha avanzado lo más mínimo, porque la NBA ya le dijo a la FIBA en su día eso de “conmigo no cuentes para tus viajes astrales, que a mis empleados sólo les pago yo”, y a la Euroliga, que a la hora de producir, básicamente sólo produce déficits presupuestarios, le faltó tiempo para adherirse incondicionalmente a lo que dicen más allá del Atlántico.

Siendo justo, el pasado año, en una de las dos ventanas previstas, sí hubo plácet por parte de la competición continental y no se programó jornada y los jugadores que estaban en Europa sí pudieron acudir, pero todo lo bueno que se iba a ofrecer al aficionado tiene en realidad cosas como que España jugara en Islandia mientras que Sergio Scariolo, entonces entrenador de la Virtus, estaba en Bolonia dirigiendo a los italianos ante el Cazoo Baskonia, o que la selección de Turquía jugara en Estambul a la misma hora que el Anadolu Efes jugaba en la Euroliga.

¿Y qué se hace desde FIBA, Euroliga, federaciones y ligas nacionales?, lo mismo en la intimidad son capaces hasta de hablar en catalán, o clonar unicornios rubios, pero cara al público en general lo que hacen es ir más rápido que el Correcaminos para nacionalizar a algún africano o americano para mitigar puntos débiles de las selecciones, y darse todos los codazos del mundo para salir en la foto y hacer pensar que ellos son los responsables del disfrute que nos dan nuestros equipos.

Pero no, sólo y exclusivamente los jugadores y entrenadores son los que con su preparación, esfuerzo y trabajo, aparte de tragarse esos sapos de ir a Yerevan a jugar una Armenia-Austria y que luego no los convoquen para el Eurobásket porque viene fulanito que calienta banquillo en la Euroliga, nos hacen disfrutar.

¿O quien piensan que irá al Eurobásket: Fran Guerra, Yankuba Sima o Willy Hernangómez?

Por favor, sean serios y hablen con intención de arreglar algo de una puñetera vez.

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