Premios circunstanciales.

11 Mar

No hace mucho tiempo, aquí en Málaga, teníamos la costumbre de andar mirando la clasificación de la Liga ACB por la parte media. Ver si nuestro Unicaja estaba entre los que tenían señalada una momentánea presencia en el play off futuro, y si los rivales iban pinchando por la parte alta para darles alcance o si los perseguidores tenían suficiente fuelle para desbancar a los del (entonces) abanico y meterlos en otro tipo de problemas.

Ahora, como las cosas cambian, miramos de otra forma, hacia otro sitio y con otras aspiraciones. Son los mismos ojos mirando a gente diferente y situaciones que se plantean de otra manera.

¿Cómo llevar todo esto? Veamos, no es la primera vez que el Unicaja en su historia se acerca a la posibilidad de liderar la clasificación, pero desde hace mucho tiempo, la sensación real de estar haciéndose las cosas bien sí que es novedosa para la afición verde y morada.

En el planteamiento de la temporada, cada club tiene objetivos bastante distintos por los condicionantes que -presupuesto y aspiraciones mediante-, se ven guiados por las competiciones que disputan. Por todo eso, los que mejor y antes entienden a qué se enfrentan son los que consiguen resolver el problema.

Esta versión del Unicaja dio con buena parte de su resolución del problema relativamente pronto, con una identidad conseguida a través de la temporada pasada y refrendada esta. Y ahora, con un título de por medio, con semifinales en todas las competiciones del curso anterior, se planta en el último tercio de la liga española con la opción de asaltar la primera posición de una Liga Endesa que este año ha tenido al Real Madrid como propietario poco o nada discutido hasta la fecha.

Quizá de esta temporada, nos puede llamar la atención la tranquilidad que siempre han tenido los blancos en el liderato, o la búsqueda -aún no resuelta- por el Barça de una solidez extensible a todos los partidos que jueguen. También lo caro que le está resultando el peaje a Baskonia y Valencia Básket. Que sí, que son equipos de Euroliga, pero que mientras hace un tiempo eran literalmente inalcanzables, ahora se ven en el apartado de difíciles, pero no imposibles.

Y aquí andamos, viendo como el equipo de Málaga, a falta de diez partidos para acabar la Fase Regular se va a jugar el próximo domingo con el Real Madrid el primer puesto, con la tranquilidad además de ver cómo sus perseguidores (o sea, TODOS los demás equipos) están a cuatro partidos como mínimo del plantel que entrena Ibon Navarro.

Aún con el riesgo de recibir la acusación de «alimentar la euforia», el Real Madrid, que lleva toda la temporada líder tanto en ACB como en Euroliga, y que ha sido campeón con suficiencia de la Copa del Rey, pero que ha perdido los tres últimos partidos en la competición continental, resulta que va el viernes a Bolonia para jugar frente a la Virtus para encontrarse otro obstáculo más en el camino antes de viajar a Málaga. Pese a que Unicaja viaje a Bursa para jugar el miércoles, aquí somos de esta manera, que pensamos que el viaje a Italia es peor que el que van a hacer los de Los Guindos a Turquía.

Y pensando en lo que significaría ganar el domingo y cerrar como líderes la jornada 25 de la Liga ACB, vale que es un premio circunstancial que sólo los muy cajistas recordarían al cabo del tiempo, pero llevamos toda la vida hablando de lo bien que se trabaja mientras que se gana, en lugar de tener que hacerlo con el problema de la derrota.

Poniéndonos en modo muy «malaguita», y si el Unicaja termina la semana con dos victorias más, amarra el primer puesto en la segunda fase de la FIBA Basketball Champions League y el liderato en la ACB, ¿de qué sirve? Pues asegurar un posible partido de desempate en el Carpena en el play off de la competición europea previo a la Final a Cuatro, y dar un golpe anímico superior en España y virtualmente asegurar ser cabeza de serie en el play off por el título.

Es más, diría incluso que la segunda plaza empezaría a cobrar carta de naturaleza como objetivo final en un equipo que está muy bien, que salvo cuándo algunos, incluso desde dentro, se empeñaban en dinamitar, seguía teniéndolo todo para estar así de bien o incluso mejor. Y serían cosas que habría que poner en valor, porque incluso cuándo se jugaba la Euroliga, en muchas ocasiones, esos galones se consiguieron más en los despachos que por lo procurado en la cancha, que al fin y al cabo, pese a que esto sea cada vez más un negocio, es lo que nos da la felicidad: ver a nuestro equipo jugar bien y llegar dónde realmente se lo merezca y sus méritos lo aúpen. Vamos a disfrutarlo.

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