Casi un tercio de la fase regular completada y nuestro Unicaja en una impensable tercera posición de la tabla ACB, el equipo funcionando como no nos imaginábamos que pudiera verse, el público ha vuelto al pabellón, sólo se habla de temas deportivos y la temporada 2022/2023 es un éxito. Fin.
Y hasta aquí podría ser válido para resumir el momento vital que se vive alrededor del Club Baloncesto Málaga, pero sin tener que recurrir a lo consabido de tener que esperar a que lleguen la Copa del Rey, la FIBA BCL y el playoff ACB en el horizonte, esa euforia que estamos viviendo lo mismo no es lo más recomendable para seguir haciendo la digestión del momento actual.
Que el equipo está jugando de cine, sí, que está sorteando las dificultades que ponen los contrarios, también, y que se están volviendo a vivir unos momentos de baloncesto que se creían olvidados no deja de ser algo común y que se experimenta en la afición cajista, pero pensar que esto es algo más que un gran comienzo de temporada es abrazar apasionadamente el triunfalismo.
Está más que justificado este optimismo exacerbado, no en vano el mismo equipo, con su entrenador a la cabeza se ha encargado de alimentar con su juego, pero de ahí a pensar que lo que llevamos viendo va a llegar al mes de mayo, atravesando los tramos finales de las competiciones no me casa con la realidad.
Y es que, pese a ese estilo tan “malaguita” que nos lleva del más absoluto de los infiernos al paraíso más idílico, venir de los años que viene el Club Baloncesto Málaga, justifica que la gente se ilusione en el momento que el equipo juega bien y vuelve a identificarse con lo que ve en el campo, si la cosa cambia y se pierden cinco partidos, ya sabemos cuál será el tema de conversación.
Lo mejor es que parece que ha venido para quedarse la reconciliación entre el equipo y la afición, sí, es algo que parecía una unión indisoluble, de esas que son para toda la vida, pero el divorcio llegó y se instaló, siendo más que patente desde hace muchísimo tiempo, y era algo ganado a pulso desde dentro. Entre el mal juego en la cancha y la dirección desde los despachos, tuvimos que convivir con la deserción de la grada, y aquí, creo que sí que se identifica lo que viene primero, ante el buen juego, la vuelta del público de manera constante, incluso prescindiendo del rival, del horario o del día, parece quizá la mejor noticia.
Digo parece, porque, al igual que la dirección desde los despachos ha cambiado, lo que ofrece el juego del equipo es casi todo lo que hubiéramos deseado al terminar el pasado año, algo así como el antídoto a las penas que se estaban haciendo endémicas.
Este Unicaja de ahora provoca que ante JDA Dijon y Casademont Zaragoza se reduzca el minutaje efectivo de los encuentros, parece que los de Navarro desarbolaran al contrario, dejando sin argumentos al contrario. Se ven tantas cosas buenas en el momento actual del Unicaja, que dan ganas de congelar el momento y pedir que todo se quede así por mucho tiempo.
Al buen momento de juego inicial de Nihad Djedovic, se han ido sumando Tyler Kalinoski, Dylan Osetkowski y Tyson Carter. Quizá la pega que se le pueda poner es que este pico de forma llega en un momento de la temporada que no tiene nada definitivo en juego.
No obstante, no hay que perder de vista, que este Unicaja necesitó rendir a tope desde antes de empezar la temporada en la práctica, con la disputa de la previa de la FIBA BCL, de no haber estado a alto nivel de principio, se podría haber hablado de un fracaso en toda regla, ahora, algo que tendría que ser obligatorio en el club y que pasó a ser un recuerdo, clasificarse para la Copa del Rey, parece que está al alcance de la mano, en la FIBA BCL, con la victoria en Francia, el equipo consigue que los partidos restantes ante PAOK en Salónica y Dinamo Sassari en Málaga sean de trámite habiendo esquivado el molesto “play in” de enero, todo ello fruto de un muy buen trabajo.
Comparar esta situación, este equipo frente a otros que en su momento pudimos deleitar (y más de uno no reconoció) me parece prematuro, no se trata de bajar de la nube a nadie, voy más por la vía de esperar que lo mejor de toda esta buena situación esté por llegar. Mientras tanto, habrá que disfrutar.