Modo de cantera.

18 Jul

Dentro de lo habitual de la época del año, tuvimos la final del Mundial Sub-17, con la presencia de dos cajistas, Rubén Vicente y Álvaro Folgueiras.

Todo muy bien por este lado, con el desarrollo del campeonato en nuestra provincia, la gran final en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena, y un partido decisivo para disputar la medalla de oro frente al mejor rival Estados Unidos.

Que España lo hizo bien está claro, que los chicos se darán cuenta con el paso del tiempo de lo importante y poco habitual que es jugar esa final, también, y que al tema cantera hay que darle una vuelta, mucho más.

Naturalmente, me centro más en lo que nos atañe a nosotros, pensar si el MVP del campeonato, el murciano Izan Almansa, hijo de un habitual de la LEB de hace unos años, el norteamericano Steve Horton, tenía que irse obligatoriamente al país de su padre a desarrollar su talento, en lugar de segur su formación en las canteras del UCAM Murcia o Real Madrid, es algo que no podemos dejar de lado, sobre todo, porque el local Álvaro Folgueiras también va a dejar el “nido” cajista y atravesará el océano para jugar más cerca de la NBA.

Algo cada vez más habitual, y aunque irse a Estados Unidos no asegura llegar a la cima de nuestro deporte, sólo hay que ver que el único de los españoles que juegan allí y no ha pertenecido a una cantera ACB es Santi Aldama, el de menor experiencia en la NBA.

No obstante, lo que se puede tomar como un orgullo -que un jugador se marche a Estados Unidos-, para un autoproclamado “club de cantera” como el Unicaja, no deja de ser un nuevo revés en la política de formación. Aunque aquí hayamos pasado por las modas típicas de ampliar el ámbito geográfico de la cantera cajista de El Palo a Nerja, después a Córdoba, a Santa Coloma y saltar luego a Sarajevo, Río de Janeiro o Kinshasa, no puede faltar la consideración de problema sistémico la fuga de talento joven a la meca de nuestro deporte, pero que aquí se haga una inversión importante en cuanto a presupuesto, infraestructura y esfuerzo para que los mejores proyectos no tengan aparición en el primer equipo es algo que hay que revisar.

Confieso que ya pasé mi momento sorpresa cuándo oía que “para desarrollar mejor baloncesto y estudios hay que irse a Estados Unidos si hay posibilidad”, pero tampoco adivino un progreso para evitar que siga produciéndose, este año se verbalizó la intención de recuperar el equipo filial en Liga LEB, pero entre que deportivamente no hubo méritos el curso anterior, y en los despachos o no se ha sido suficientemente hábil o insistente para conseguir una vacante, la temporada 2022/2023 repetimos la estructura de Liga ACB/Liga EBA como salto que han de dar los chicos que intenten llegar desde la cantera cajista al primer equipo, por lo tanto, ya podemos tener en mente eso tan común como “el salto es muy grande para que se acostumbren”, o “hay jugadores que necesitan un escalón intermedio para continuar con su maduración”, algo continuo todos los veranos desde que el añorado Clínicas Rincón pasó a un rincón de nuestra memoria, en una decisión del Unicaja que nunca entenderé.

Los antecesores de Rubén Vicente y Álvaro Folgueiras con vitola de finalistas de un mundial fueron Bernardo Rodríguez, Carlos Cabezas y Germán Gabriel, los cuales, prácticamente de manera obligatoria fueron incluidos en la primera plantilla de Bozidar Maljkovic, no con poca oposición desde el banquillo, hablando tanto sobre ellos, como posteriormente sobre si los objetivos del club eran muy altos en cuanto a exigencia y necesidad de rendimiento casi inmediato, cosa que desde luego ahora no hay nada similar, la pelea del club está ahora en otro sitio, mientras vemos que los proyectos inmediatamente anteriores de la cantera malagueña como han sido Rubén Guerrero y Francis Alonso no continúan por motivos muy diferentes, pero lo cierto es que, para lo que puede ser la plantilla próxima, Alberto Díaz y la vuelta de Augusto Lima, con 28 y 30 años son los vestigios de una cantera que se supone que está para abastecer al primer equipo, todo ello sin hablar de Yannick Nzosa que, sea mediante cesión o no, espero que enderece lo que puede ser un caso a estudiar de cómo malograr una carrera fulgurante en un ratito. Como lo que tenemos en el ADN de este club es hacer lo que diga el entrenador de turno, hemos vivido que en su día, el equipo filial dejara de existir para usar ese dinero en el rendimiento inmediato de algún jugador de la primera plantilla, y lo que, con el tiempo más me llama la atención de todo, no es que la aportación efectiva de la cantera sea más testimonial que otra cosa, es que, si a un figurón como Boza Maljkovic se le pudo imponer hasta a tres jugadores, ¿dónde está la aportación de la cantera ahora?

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