Antes de desarrollarse, sabíamos que la semana iba a estar intensa, con el partido del miércoles para recuperación de la jornada 20 ante el Surne Bilbao Básket, y el del domingo en Valencia, todo previo para dar paso a una semana similar, con los partidos ante BAXI Manresa en FIBA Basketball Champions League y Morabanc Andorra del próximo Domingo de Ramos.
Esta semana que pasó nos dejó un partido en que el Unicaja fue de menos a más -el pasado miércoles- y otro en el que fue más a menos frente al Valencia Básket, naturalmente que los dos rivales eran muy diferentes, y que nos hubiera encantado a todos ver cómo el equipo juntaba cuatro partidos ganados de forma consecutiva. Es más, abrigaba ciertas esperanzas tras el partido intersemanal y ver el desgaste que sufría el rival levantino el viernes ante el Lenovo Tenerife en un encuentro duro, que consiguió ganar, aún con las ausencias de Nenad Dimitrijevic, Sam Van Rossom y Klemen Prepelic.
Podía pensarse que jugar en menos de cuarenta y ocho horas era una complicación, pero una vez dentro del encuentro, la apuesta defensiva de los de Joan Peñarroya provocó que pareciera que era el equipo de Ibon Navarro el que había disputado su encuentro el viernes y tenía tres bajas capitales en la línea exterior.
Lo cierto, es que, para esta semana, aunque no sea en la Liga ACB, el Unicaja tiene en Manresa la posibilidad de adecentar mínimamente el curso 2021/2022 si consigue eliminar a los de Pedro Martínez y meterse en la Final a Cuatro de la FIBA BCL de Bilbao.
Lo que pasa es que, pese a que la diferencia presupuestaria es brutal a favor de los de Los Guindos, en la situación actual es totalmente al revés, además los del Nou Congost, aparte de ser la sorpresa de la temporada actual, se caracterizan en su juego por ser todo lo depredadores que la competición requiere, castigando y penalizando los errores que comete el contrario.
Del partido del domingo, lo que espero es que no se vuelva a ver esa versión de equipo que ha venido acompañando al Unicaja tanto tiempo, con una tortura por culpa del reloj de posesión, por no saber resolver si no es a través del bote, y por depender más del acierto del triple que Andalucía del turismo de sol y playa. Hace tanta falta que este equipo deje de ser previsible, que cualquier vuelta al pasado reciente, trae malos recuerdos.
Lo que no teníamos entre las previsiones era que el domingo nos trajera el fallecimiento de Javier Imbroda víctima de cáncer que ha terminado venciéndole al cabo de un tiempo de lucha. Se nos ha ido con 61 años y aún con muchas cosas que hacer en su vida.
De todo lo que pudo hacer Javier Imbroda en su vida, no sé de qué pudiera estar más orgulloso, ¿de haber dejado su Melilla natal para venirse al Colegio Maristas?, ¿de haber llevado al Mayoral de la tercera categoría nacional a la ACB?, ¿de haber jugado finales con Unicaja?, ¿de hacerlo también con Caja San Fernando?, ¿de haber entrenado a la selección nacional?, ¿de haber entrenado al Real Madrid?, ¿de haber dirigido 17 temporadas y 605 partidos en ACB?, ¿de haber sido empresario o político?, ¿de sus dos hijos?…
No tengo ni idea, aquí en Málaga se ganó por derecho propio un nombre ligado a una época dorada del baloncesto de nuestra ciudad, y para mí, unos momentos muy divertidos, ya fuera viendo al Mayoral en el pabellón de la calle La Victoria o al Unicaja en el Polideportivo de Ciudad Jardín, todo ello aparte de un trato siempre educado y cariñoso.
Se ha ido alguien que podías no ver en tiempo, pero que siempre era muy grato volverte a encontrar.