Gracias, maestro.

30 Nov

Ya mencioné la pasada semana la circunstancia del parón del calendario en la ACB por las actividades de la selección española, esta vez frente a Macedonia del Norte y a Georgia, con lo que la actividad del primer equipo del Unicaja ha quedado fuera de competición.

El club, el pasado lunes, anunció que iba a rendir un homenaje a Alfonso Queipo de Llano en el partido frente al Nizhny Novgorod el miércoles 15 de diciembre en la FIBA BCL.

No voy a decir que me parezca merecido, porque es muy obvio, y más allá de pensar que le llega tarde, no voy a quejarme, es una muy buena noticia y lo único que lamento es que no haya tenido igual respuesta con otras figuras del inicio del club.

Y me refiero a los tiempos anteriores a la década de los noventa, que ni mucho menos son los inicios del baloncesto en Málaga, tampoco es el principio del club que disfrutamos (o sufrimos, a elegir) ahora. Esto viene de mucho atrás.

Alfonso es un loco imprescindible dentro de lo que es nuestro deporte, por su empuje, su amor al baloncesto y a la gente que hay alrededor de él, por estar volcado permanentemente en todo lo que tuviera que ver, y porque ahora, con sus 84 años envidiablemente llevados, sigue siendo un ejemplo.

Que Alfonso, junto con Paco Moreno (DEP) y José María Martín Urbano consiguiera que la Caja de Ahorros de Ronda se implicara en nuestro deporte fue algo capital que no creo que se haya agradecido lo suficiente, de hecho, el mismo Paco Moreno falleció sin tener un reconocimiento por parte del club reflejado en un mínimo minuto de silencio, teniendo que ser un grupo de ex jugadores y ex entrenadores del club los que procuraran que los jardines junto a las canchas de Los Guindos lleven su nombre. A Alfonso y a José María se le han rendido homenajes por personas y estamentos ajenos al club, al margen de la oficialidad que ahora, con el cambio de presidencia ha dado en este sentido un giro de ciento ochenta grados a algo que no se entendía: la negación de los orígenes de club.

Aunque nos hayamos acostumbrado a que parte de la historia esté casi desaparecida (encontrar fotos de según que miembros del club en la web oficial es casi una hazaña), aquí hay mucha de ella que no sólo es de justicia recuperarla, sino que es obligatorio conocerla.

Alfonso fue “culpable”, durante muchos años de que hubiera baloncesto profesional en Málaga, incluso antes de la creación de la Sociedad Deportiva Caja de Ronda, no sólo por su empuje y entusiasmo, sino también por su aportación económica, que en 1992 saliera tras la llegada e integración de Mayoral Maristas en el Club Baloncesto Málaga actual no justifica que haya estado excluido del mismo, es más, creo que haber prescindido u obviado su presencia que podría haber sido más que útil, es otro de los lujos que algunos ex dirigentes del club nunca tendrían que haberse tomado, porque privaba de un activo incalculable al mismo.

Y, sobre todo, porque Alfonso ha continuado ahí, como otros tantos que marginó quién mandaba en la Avenida Gregorio Diego, personalmente, tengo la suerte de disfrutar de la compañía de Alfonso desde 2001 en mi colaboración con la Cadena Cope, con lo que no sólo sigo aprendiendo, sino que además proporciona un anecdotario que daría para unas memorias, que no sé a qué espera alguien a que tomen forma y algún día salgan a la luz, no sólo serían didácticas, sino muy divertidas, palabra.

Con el homenaje al Alfonso mecenas, directivo, entrenador y director deportivo, o sea, el factótum por antonomasia, la nueva presidencia del Unicaja deja claro que no quiere dejar pasar más tiempo para reconocimientos que sus antecesores no quisieron realizar, y da un paso más hacia la normalización de una serie de situaciones anómalas que jamás tendrían que haberse producido.

No creo que sea el último que se vaya a realizar, porque además es de justicia que se hagan, ahora, sólo hace falta que con la vuelta a la competición, el equipo dé otro paso ganando en Sevilla, para intentar conquistar la llegada a la Copa del Rey, mientras tanto, los que llevamos tantos años disfrutando de Alfonso, le decimos al club que nos alegramos, que ya era hora, y que vamos a la siguiente reunión con ese genio, que no sólo se adelantó pensando que podía integrar cosas del baloncesto de los mejores aquí, sino que con su filosofía de vida y su forma de entenderla, nos procura alegría en la nuestra.

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