Tras un fracaso absoluto como equipo en Dijon en la FIBA BCL, el Unicaja se enfrentó al Urbas Fuenlabrada este pasado sábado para intentar recuperar parte del terreno perdido para la participación en la Copa del Rey de Granada del próximo año.
Este Unicaja nuestro, se ha metido en un lío tal, que jugar contra el segundo por la cola, es un compromiso de los complicados, sobre todo, visto el juego que está desplegando el plantel de Los Guindos, con un nivel que dista de forma sideral del que se esperaba que fueran capaces de poner en liza los jugadores.
Como no podía ser de otra forma con los antecedentes conocidos, el partido fue un auténtico calvario, repitiendo malas costumbres ya conocidas: defensa por momentos inexistentes, plan de partido en ataque reducido a bote y más bote antes de consumir el ataque con los “sospechosos habituales” como finalizadores. Adecentar ese horror de primer tiempo no fue tan complicado, y con una segunda parte que sí tuvo momentos de buen baloncesto, se consiguió una victoria, de las de obligado cumplimiento, que pudo y debió ser más amplia de no mediar una desconexión de Norris Cole impropia de un tipo de su veteranía y hoja de servicios, que costó varios puntos para el average final, si se consigue permanecer en la pelea por la Copa del Rey.
Ahora que viene un parón en el calendario por ese timo ya establecido como son las ventanas de selecciones, se puede esperar algún cambio (se habla de la salida mediante cesión de Rubén Guerrero), con el refuerzo de algún jugador, que haya tiempo para trabajar con los que se queden en Málaga para mejorar, que algunos de los que vayan con el equipo nacional mejoren algunas sensaciones, y resumiendo, que el equipo que retome la competición el 5 de diciembre en Sevilla, frente al Coosur Real Betis entrenado por Luis Casimiro Palomo, tenga las cosas buenas que se le adivinan al actual conjunto, y que tenga una sustancial mejora, pero eso habrá que verlo.
Como componente imprescindible del equipo, en Málaga siempre hemos tenido la afición, y el sábado vivimos una asistencia paupérrima, sólo 4.003 espectadores se acercaron al Martín Carpena.
A la misma hora, en La Rosaleda, 22.128 espectadores presenciaron la victoria del Málaga CF frente a la Unión Deportiva Las Palmas, vale que es un espectáculo al aire libre, pero hubo lluvia, vale que es fútbol, pero es Segunda División y la pelea es otra, pero es algo que hay que atender e intentar resolver.
Lo del Málaga CF es magnífico, sin ir más lejos, este domingo, la visita del todopoderoso Real Madrid a Granada, llevó al Nuevo Los Cármenes, 17.460 espectadores, lo cual habla mucho mejor incluso de la afición malaguista, pero lo de nuestro deporte, preocupa.
No me vale lo típico de que se lleva mucho tiempo maltratado por parte de quienes dirigían el club, pero en Martiricos no es que se pueda hablar especialmente bien del todavía propietario del club. Si hablamos de la tradición más reciente, nos pone en lugares dispares de objetivos a ambos clubs, pero la comunión del malaguismo con su equipo tiene que dar mucha envidia en la Avenida Gregorio Diego.
Me dirán con toda la lógica del mundo que el juego del equipo no enamora, que no se ve evolución desde que inició la liga, y que se intuye más rendimiento que lo que se está viendo. Pero tengo muy claro que si la solución fuera cambiar medio equipo y al entrenador, seguro que esos cambios ya estaban hechos, no me creo yo capaz de pensar algo que los profesionales del tema no hayan hecho antes.
Cierto es que a muchos de los dirigentes cajistas anteriores de ninguna forma se les puede aplicar ese dicho de “personas muy por encima de su empresa”, no como a otros tantos que han contribuido a engrandecer su lugar de trabajo y que un buen día se ven despreciados y abandonados a su suerte por motivos que no se sostienen, en el momento actual.
Creo sinceramente, que la nueva dirección del club malagueño ha hecho más por acercar al club en unos meses, que lo que se había visto en muchos años atrás, pero el balón no está entrando, y ahora toca que seamos lo suficientemente maduros para tener la paciencia necesaria a que todo empiece a funcionar, todo ello con la necesidad de ver resultados más pronto que tarde, porque no confiaba en tener el pabellón lleno aún estando líderes de la ACB, pero convivir con los mínimos históricos de asistencia es una horrenda noticia, y una oportunidad para revertir la situación y crecer hacia el modelo de club que realmente se quiere llegar a ser.