El pasado sábado, el Unicaja consiguió equilibrar el balance de victorias y derrotas del poco que llevamos de temporada, buena noticia para evitar que aparezcan las urgencias, y también porque esta semana tenemos el primer partido de la FIBA BCL en Rusia.
El encuentro de Murcia tuvo la aparición por vez primera en competición oficial de Darío Brizuela, el cual debe ser un jugador importante en el grupo cajista.
Si observamos el rendimiento de los jugadores de Fotis Katsikaris, queda mucho por resolver en la búsqueda de la solidez y la fiabilidad que se espera del equipo. Se ha hablado mucho y de forma pesada de las características de los jugadores, y está claro que, si hiciéramos una lista con dos columnas, de cualidades positivas y negativas, en las primeras pondríamos el caudal y el talento ofensivo que tiene el grupo, con una calidad fuera de toda duda, además con jugadores capacitados para sustituirse unos a otros. Esta misma cualidad valdría en las circunstancias negativas, si se enfoca desde la visión de tener jugadores repetidos en las posiciones, sobre todo en las exteriores, con tantas piezas por fuera que se podría decir que casi sobran. Por dentro, todo lo contrario, se podría decir que faltan, además, el virtuosismo individual exterior es tosquedad y casi indefensión entre los jugadores interiores, si a todo esto se le suma que la mentalidad defensiva brilla por su ausencia, tenemos una visión inicial de lo que puede preocupar.
Sobre esto último, la problemática defensiva, es algo que ni es nuevo, ni se va a arreglar en breve, vale que, en la plantilla actual, con actitud defensiva hay muy pocos jugadores, y que en gran medida se fía el éxito a la capacidad ofensiva, pero ese tema viene ahora.
Aunque se cita como uno de los problemas del equipo que hay jugadores repetidos en las posiciones exteriores, el principal contratiempo viene en que son jugadores que sólo crean desde el bote, son buenos manejadores de balón, muy resolutivos en el uno contra uno y con el aro contrario en la cabeza conforme tienen la posesión, lo que ocurre es que la frontera entre la definición de “jugón” y la de “chupón” es muy fina, y parece que sin una dirección mucho más fuerte desde el banquillo se cruza demasiadas veces.
En el baloncesto actual, si no juegas en ataques con bloqueo y continuación en la cabecera de la zona, no existes, pero para ello, aparte de un buen manejador, hace falta que el hombre que bloquee haga una continuación hacia el aro medianamente decente, y no se trata que los pívots de Unicaja se acerquen al del Luis Scola que jugó en Baskonia, es que son inofensivos, la duda la tengo en si hay poca confianza en el hombre grande, exceso de confianza en el pequeño, o la conciencia implícita de que, o nos la jugamos con los exteriores o no hacemos nada.
Aparte de los jugadores interiores, el equipo tiene buenos tiradores, aunque la versión del recibir y tirar tras coger el balón en una posición óptima se circunscribe prácticamente a Francis Alonso y Axel Bouteille, puntualmente, a Tim Abromaitis desde las esquinas, y echo de menos jugadas específicas para aprovechar sus capacidades, y en este caso, no se trata de los casos de los jugadores interiores, no veo posible identificar a Micheal Eric, Rubén Guerrero o Yannick Nzosa como armas ofensivas en breve, pero prescindir de los tiradores, lo veo como un lujo difícil de entender.
Alguno me dirá que no parece muy acertado, sobre todo tras el gran partido de Bouteille en Murcia, pero que los sistemas de ataque actualmente tienen un exceso de bote y un defecto de pase es algo que tengo en la cabeza, y conseguir que la lógica, sobre todo en el juego de ataque se imponga a la iniciativa individual (por suavizar los términos) debe ser un objetivo, si encima este equipo termina defendiendo, será capaz de muchas cosas, pero ahora mismo, se encuentra en ese grupo de equipos dentro de la liga española en los que, o se hacen las cosas bien, o cualquier rival es capaz de derrotarlo.