No sé si va a ser la condición humana o que uno va creciendo y cumpliendo años, pero que en un periodo entre temporadas tan extraño como este, con un Unicaja que sólo tiene un fichaje, y que si a priori tiene algún otro será de manera temporal por el tema de las lesiones de Jaime Fernández y Dragan Milosavljevic -todo esto sobre el papel, claro está-, que a esta rareza de verano le venga la posibilidad más que cierta de tener un curso 2020/2021 en la Liga ACB con diecinueve equipos es algo que cansa, de verdad, cansa mucho.
La patronal de nuestro baloncesto, no sólo se encuentra con la duda más que razonable de no saber qué alcance va a tener la influencia de un COVID-19 que parece que lamentablemente ha venido para quedarse, y que no sólo hace plantearse la asistencia o no del público a los pabellones, que la solución tan aplaudida para resolver el final del curso pasado en la sede de Valencia con el régimen de concentración ha podido quedar muy bien frente a los problemas aún sin resolución que se han planteado en otros deportes como el fútbol, pero al pasar el calendario y tener la realidad cerca, nos encontramos con otro problema larvado y cíclico, la eterna discusión ACB-FEB.
El final del curso pasado, aparte de la resolución de la liga en Valencia, trajo el cierre y dejar contentos ¿a todos? sin descensos. Que ni Montakit Fuenlabrada, ni Movistar Estudiantes bajasen de categoría supuso el alivio para todos los que rodean a estos equipos madrileños, pero por otra parte no hizo sino abrir la puerta a la pelea con los dos equipos que deportivamente habían conseguido ascender desde la LEB Oro.
Aunque el Carramimbre Valladolid, heredero del histórico Valladolid CB, dejara muy pronto la contienda y espere a una mejor ocasión para devolver el baloncesto de élite a Pucela, el Delteco GBC ha expresado su lógica aspiración de jugar en la máxima categoría, algo que de inmediato le niega la ACB, aún estando en contra del convenio que firmaron con la FEB en su momento, así que volver a jugar una temporada con un número impar de equipos no parece tan poco probable.
Es demasiado repetitivo todo esto, temporadas con equipos impares, sin ascensos ni descensos, reglas draconianas e inflexibles para los que ascienden mientras que los que descienden tienen toda la comprensión del mundo para permanecer en ese exclusivo club que sigue siendo la primera categoría de nuestro deporte.
Me llama además mucho la atención que ese cuidar de los suyos que los equipos ACB defendiéndolos a capa y espada sea luego criticado por los mismos equipos ante la forma de conducirse por parte de la Euroliga, la cual no permite que se acceda a su competición vía ligas nacionales.
Todo esto repitiéndose de manera irregular pero que siempre está ahí, puede que haya temporadas en que no se dé la situación, pero junto con el final de cada temporada, con los éxitos y decepciones, la felicidad de algunos y el disgusto de otros, esa eterna pelea, viciada desde el inicio está ahí.
Sin perder de vista todos los problemas enumerados, no hay que perder de vista la merma presupuestaria que a priori ha de manifestarse, aunque a tenor de los fichajes ya materializados no parece que se esté viendo menor movimiento en el mercado, y aunque esté por ahí, guardado en ese trastero que parece que nadie ordenar, hay que resolver no sólo la afluencia a los pabellones o qué tipo de competición va a disputarse, con el agravante en las competiciones europeas que el tráfico entre naciones sigue siendo algo pendiente.
Elementos demasiado en la base como para dejarlos de lado, así que pensar que la vuelta a la normalidad estaba consiguiéndose, como parece de momento, no ha llegado.
Problema el de la ACB el jugar con 19 equipo la próxima liga y veremos si no es alguna más. Pq se prevé un difícil acuerdo entre los clubes para que tengamos tres descensos.