Hace falta seguir.

10 Jun

Para todo aquél que tenga algo que ver con el Unicaja, estaba claro que la idea general era aprovechar la oportunidad del domingo para decidir la eliminatoria de cuartos de final frente al Valencia Básket, pero esto es deporte, y al igual que en según qué sitio la victoria del viernes pasado no pilló de sorpresa, tampoco hay que extrañarse por caer en Málaga ante los levantinos.
La teoría dice que la eliminatoria entre el cuarto y el quinto clasificado de la liga regular ha de ser la más igualada, que ambos partidos hayan registrado siete puntos de ventaja para el visitante corroboran ese planteamiento lógico, por raro que nos resultara en su momento.
A este Unicaja, buscando en todo momento la solidez y la fiabilidad, se le acabó la temporada regular y le vino el playoff encima, tirando de sensaciones más que de deseos, no era tan raro pensar que el rival que ha borrado al Club Baloncesto Málaga de la antesala de la élite nacional y continental fuese capaz de repetir lo que hizo durante la temporada, o sea, quitarlo de circulación por la vía rápida, aunque alguno pudiera decir que es normal ganar si entran los triples, y que la derrota del domingo se explica por lo desacertado que estuvo el Unicaja desde la larga distancia, está claro que el 48% en porcentaje de triples del viernes, frente al 22% posterior influye, pero también no llegar al 70% en el tiro libre, o no saber afrontar el playoff con la suficiente veteranía y el mismo respeto arbitral que el contrario. Sobre esto último, no voy a pretender yo que un recién llegado como Rubén Guerrero esté en el mismo plano arbitral que Fernando San Emeterio (al cual -decisivo en el partido- le sobró el “vacile” con Alberto Díaz), pero si uno piensa en la máxima igualdad vista hasta hoy, está claro que cualquier pequeño detalle desequilibra, y hace tiempo que el equipo malagueño, llegado a según qué nivel, lleva las de perder, y no es un complot, es donde está por la propia trayectoria.
Ahora hay que pensar en qué hacer esta noche, la rotación exterior tiene unos ritmos diferentes, al no estar Sasu Salin, cosa que menciono porque parece que sólo está lesionado el valencianista Matt Thomas, y la ausencia del nórdico cajista es dejar fuera al jugador que más triples ha metido en la liga regular, algo importante. Jaime Fernández parece con muchas ganas de hacer cosas, pero no todo lo acertado que requiere el playoff, Alberto Díaz da muestras de ser un humano como cualquier otro y Brian Roberts sigue transmitiendo la misma tibieza y atonía en su juego que durante los cincuenta y tres partidos anteriores, si además, Adam Waczynski convence sólo a medias al entrenador en la situación de escolta se hace más corta la situación en unos partidos que de ninguna manera pueden dejar descontentos a nadie.
Más allá de la resolución de una temporada que no va a traer la consecución del que algunos creíamos objetivo del club, que era volver a la Euroliga, creo que sería importante que el equipo diera una alegría, que ha habido muchos errores incluso desde el planteamiento, está claro, pero no vería inmerecido que el Unicaja eliminase al Valencia Básket, sobre todo presenciando el desarrollo del playoff, creo que sería una de las pocas buenas noticias de la temporada que encara su última parte.
Una hipotética victoria del Unicaja en cuartos de final no significaría rematar de forma exitosa un curso muy irregular, pero sería algo necesario, aunque el equipo me dio la sensación de estar algo cansado, llegar a semifinales más que un deseo creo que mitigaría un sabor de boca poco agradable, pese a que los números y la clasificación (quinto en ACB, y habiendo jugado las fases finales de Copa del Rey y Eurocup) digan y algunos nos quieran vender lo contrario.

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