Confieso que desde hace tiempo el mes de marzo se me hacía largo. No sé si era eso de venir de un febrero corto, que hay veces que toca Semana Santa o no, pero el mes de marzo hay ocasiones que resulta incómodo de digerir. Supongo que algo así tiene que estar experimentando el Unicaja en esta temporada. Que si la Copa del Rey, que si el parón, que si las «Ventanas», que si las lesiones, que si el play off de Eurocup… de todo un poco, pero muchas circunstancias que hacen junto al estado de ánimo que muestra el conjunto de Luis Casimiro Palomo que la confianza y la fiabilidad del mismo estén en tela de juicio.
Es muy complicado quitarse de la cabeza el partido del pasado viernes, el que pudo dar la clasificación para la semifinal europea y creo que no es justo hablar de oportunidad perdida, porque en lo que llevamos de eliminatoria, creo que los alemanes de Aíto García Reneses han sido superiores. El equipo de Málaga ha sido mejor en momentos puntuales que le sirvió para ganar en Berlín como colofón a una gran segunda parte, pero si el pla yoff ante los alemanes fuera un combate de boxeo, diría que a los puntos ellos son los que van por delante.
La mejor noticia de todo esto es que mañana, cuando el balón vaya al aire, ambos equipos tienen las mismas posibilidades. Se pueden hacer las lecturas que se quiera sobre si mentalmente los berlineses están por delante, pero también es correcto pensar que la presión de tener que rematar en casa, ante los suyos, está obligatoriamente sobre los Luke Sikma, Peyton Siva y compañía. Puestos a pensar en positivo, si la victoria es el resultado del miércoles, Unicaja accedería a semifinales de la Eurocup y seguiría optando a llegar a la final. Si por el contrario no es así, podría darse el caso que el equipo de Málaga diera por cerrada la posibilidad incluso de jugar en Euroliga la temporada que viene.
Aunque estamos acostumbrados a que todo esto puede cambiar si a Jordi Bertomeu le viene bien, a día de hoy, la posibilidad que hay vía Liga ACB para acceder a la primera competición continental (ya saben, eso de ser el primer equipo de la liga que queda tras los que tienen la nunca valorada, ahora envidiada y por mucho tiempo añorada Licencia A, FC Barcelona, Real Madrid y Baskonia), se disipa si en la Eurocup vencen Valencia Básket, Morabanc Andorra o el mismo Unicaja, ya que no habrá cinco representantes ACB en la temporada 2019/2020. Por lo tanto, aunque el abogado catalán haya dicho muchas veces que el campeón español siempre jugará la Euroliga, la calificación de nuestraLiga baja al nivel de tantas otras como la israelí, la lituana o la italiana, en la que ni siquiera el triunfo absoluto da la felicidad de la clasificación.
Habría que pensar hacia dónde va todo esto y si hay un modelo en puertas que pueda dar cierta solidez a los proyectos de los clubes. Todo esto recordando el calvario que está sufriendo una entidad como Herbalife Gran Canaria en su primera aproximación a la élite. La distancia es cada vez mayor, no sólo entre los de Euroliga y el resto, sino dentro de la primera competición, los que detentan la Licencia A permiten cuentos de hadas de muy mala gana y no más de una vez, por eso, ante la ambición lógica de cualquier persona o cualquier entidad que quiera abrirse paso hasta la cima, habrá que pensar si lo mismo los codazos de los que están arriba y tienen el sitio guardado desde hace tiempo, no van provocar más que caer, despeñarse, porque seguro que no van a permitir que se les trate de tú a tú. Y quien manda lo que hace sólo es traducir las órdenes que le transmiten.
¿Última oportunidad?
12
Mar