Me pasa con algunos recuerdos, no sé si achacárselos a simples actos de memoria o a furibundos ataques de nostalgia, con esa añoranza de tiempos pasados que termina echándonos canas encima. Puede ocurrir con el baloncesto, con el cine, con la música, con multitud de aspectos. En concreto, en la música, reconozco que tengo algunos «grupos-tributo» a los cuales me gusta seguir. En el panorama nacional, «Iberia Sumergida», que versionan a «Héroes del Silencio» y a nivel local a «Chili Pepes Tributo» (que suenan casi como Red Hot Chili Peppers gracias a un guitarrista buenísimo, digno seguidor de John Frusciante) y «Mr.Proper», los cuales no se centran en un grupo, sino en dar un toque personal al pop nacional de hace un tiempo.
Este fin de semana tocó pasarlo bien con estos últimos y como suele ser habitual, la noche del sábado tuvo alegría, buen ambiente y, sobre todo, mucho disfrute, una constante cada vez que los veo. Podría haber dado por bueno ese momento de nostalgia, pero con el partido del domingo, uno de los enfrentamientos clásicos en la memoria colectiva, el estado de la cancha -con una entrada de las que hacía bueno el viejo Ciudad Jardín- y del equipo del Unicaja, disminuido de efectivos, con dudas en su rendimiento y con la sombra de una racha negativa en puertas hizo que recordara momentos pasados.
Tengo muy claro que este Unicaja no es el de antes. Ni mucho menos el Caja de Ronda de los 80, por suerte para todos. El presupuesto, el estatus, y los objetivos están mucho más arriba, pero tampoco pierdo de vista que no es ni mucho menos la época dorada que se atravesó hace un tiempo, los equipos futboleros están más lejos y hay otros rivales tanto en España como en Europa que caminan varios pasos por delante, a pesar de la pelea que se pueda poner en práctica.
Ya es sabido cómo discurrió la tarde del domingo y cómo se resolvió, con la épica de la victoria en la prórroga, ganando dos veces al Real Madrid como tituló Fali Guerra en estas páginas y superando el «no-error» en el tiro libre del final de Dani Díez. No sólo fue eso, fue meter todos los capítulos de pena y llanto ante un rival que, a ratos, fue muy superior y terminar viniéndose arriba con mucha paciencia. Sin desesperarse por no tener cerca el triunfo y consiguiendo vencer en un tiempo extra que hizo por momentos que el recinto cajista pareciera Parcemasa por el frío que entraba, el silencio de derrota de la grada y el helor que invadió a los protagonistas. Pero al final, la lucha dio sus frutos y como al fin y al cabo la victoria estuvo ahí para el que la deseó con más fuerza, al Unicaja el partido se le hizo menos largo que al Real Madrid y se consiguió un triunfo de esos de los de antes, de los nostálgicos.
Siendo sensatos, el partido tenía una importancia justa. Lo que realmente es crucial es –por este orden en el tiempo-, la Copa del Rey y el play off de la Eurocup. El equipo de está en quinta posición empatado con Iberostar Tenerife (cuarto) y Valencia Básket (sexto) y parece que la competición está ahí, aunque no puede dormirse frente al próximo rival en ACB, el BAXI Manresa, pero el expediente ACB crecerá en importancia más adelante.
Hay que poner en su situación real la victoria, disfrutar en el imaginario el encuentro del domingo y regodearse lo justo, sin dejarse llevar, porque en muy poquito tiempo podemos estar hablando de los mismos problemas y de fallos similares, y no debemos perder de vista el rendimiento de ciertas piezas que son las que tienen que rendir ahora, aunque el partido se pudiera parecer a los de antes.
Ni Rafa Vecina ni Nacho Rodríguez van a venir a abanderar el espíritu del equipo. Aunque tengamos en la grada algún seguidor de esos grandes baloncestistas que son Cristiano Ronaldo o Karim Benzema (?), esto o lo revitaliza la gente que está ahora -o sea, equipo y afición-, o simplemente será un ejercicio de nostalgia recordando el pasado. No es que me parezca mal recordar lo bueno que hubo en su momento. Aún me quedo absorto con el baloncesto de Dejan Bodiroga, Nikos Galis, Mirza Delibasic o Larry Bird, pero no quiero que tanto recuerdo lastre el progreso. Y, como dosis de nostalgia, de vez en cuando me doy un concierto de «Mr. Proper» con mis amigos, y es un rato pasándolo bien.
La victoria de la nostalgia.
5
Feb