Este fin de semana ha concluido la Euroliga versión 2017/2018, esa competición que el Unicaja disfrutó tantos años, viéndola tan segura que le hizo perder valor, terminando casi desdeñándola y a la cual va a ser complicadísimo volver, no sé si será sólo el próximo año o habrá que alargar la espera hasta un tiempo indeterminado (entre la volatilidad de la organización y la búsqueda de su lugar en el mundo por parte del club malagueño, no acierto a aventurar nada).
Sobre la competición continental y sobre la participación del Unicaja ya se ha escrito bastante, y ahora, con el título del Real Madrid, décimo para el equipo de la capital se cierra una participación que ha sido bonita para el Unicaja, pero estéril para el desarrollo como club.
Ahora que el equipo de Los Guindos encara el final de la temporada, teniendo a la vista el playoff, y sin saber si termina quinto, sexto o séptimo, se acerca irremediablemente el momento de realizar una evaluación, y aunque todo esto puede sonar a prematuro, las circunstancias apuntan a que el “Devotion” va a tardar tiempo a sonar en el Palacio de los Deportes.
Resta tiempo para ver dónde se termina ubicando el equipo, pero lo que transmite no es la solidez y la seguridad de ser un candidato firme en el playoff. Más aún, si la posición final es de sexto clasificado, y el cuadro termina dando un enfrentamiento Valencia Básket-Herbalife Gran Canaria, esto obligaría a los de verde a jugar como mínimo la final para poder volver a la Euroliga.
El resumen de esta temporada puede terminar siendo una participación en Euroliga al borde -pero no a punto- de la clasificación del playoff, una Copa del Rey sin tocar semifinales al no ser cabeza de serie y caer frente al Real Madrid y una Liga ACB sin conseguir la Euroliga por errores propios más que por aciertos ajenos, parece que el núcleo del proyecto tiene que terminar siendo otro, porque limitarse a eso de cambiar más de la mitad del plantel, es algo que aquí vamos superando.
Aunque ahora se lleva eso de ver qué escenario es el que va a tener cara a la temporada siguiente, en la hipótesis de tener claro qué piezas se quiere mantener, no creo que ofrecer tal o cual cifra condicionado a jugar una u otra competición europea vaya a ser algo que suponga una prueba de ingenio brutal, si se pretende estar entre los de arriba siempre, hay que apostar y arriesgar como los de arriba, con el inconveniente además de no ser aceptado por ninguno de los grandes como uno de ellos, tal vez porque el trabajo realizado más allá de momentos deportivos no ha sido de club grande.
Ver la Final a Cuatro de la Euroliga siempre me despierta envidia, no lo puedo evitar, me pone muchísimo todo eso, ver a ese Jordi Bertomeu emocionado por la concesión de la próxima edición a Vitoria, más allá del enfado que puede suscitar entre algunos aficionados de otros equipos españoles, me hace plantear que para soltar mensajes huecos y fatuos no hace falta ser un buen dirigente, para ir fallando, equivocándose pero además reinventándose y colocar a su institución y a su ciudad entre los grandes del continente, ya está Josean Querejeta, y de esa estirpe no sé si sólo hay uno, pero desde luego no me queda sino calificarlo de “rara avis”, y sí, me levanta toda la envidia del mundo, porque muchos pensarán que Baskonia y Vitoria se han visto situados ahí porque la tradición les ha llevado, pero ni como ciudad Málaga tiene absolutamente nada que envidiar, y como club, si los vascos tuvieran un propietario/patrocinador como Unicaja, tendrían más trofeos aún que los que nos hacen envidiar.
Con la Final a Cuatro de la Euroliga, parece que en algún momento se le va a dar el respeto a Pablo Laso que nos resistimos a darle, algo parecido a lo que ocurrió en su momento con Xavi Pascual, está claro que esa divinidad llamada Zeljko Obradovic sigue lejos, para entrenadores presentes y pretéritos, pero negar lo que hacen entrenadores españoles como los mencionados es un error.
Paralelamente, con menos glamour y menos seguimiento, en Málaga hemos tenido otra Final a Cuatro, la que ha ganado brillantemente el Asisa Alhaurín de la Torre comandado por Francis Trujillo, la consecución del ascenso a Liga Femenina 2 no sólo es justo, sino merecido, en un año, que con la llegada de Unicaja al baloncesto femenino, ha habido un mínimo de seguimiento por parte de los medios, pero que sólo el equipo de Los Guindos ha merecido la atención, teniendo al final la sorpresa de la victoria del equipo de Alhaurín.
No sé si el año que viene en la segunda categoría terminarán jugando las chicas de Francis, pero ahí queda lo conseguido por un gran tipo, que ha superado las dificultades que se le han ido poniendo delante y que es un gran entrenador al qué se le puede reprochar una cosa: se dedica a entrenar solamente, no a venderse, quizá por eso no es tan sonoro para aquellos que no están tan implicados en nuestro entorno.
Es una gran alegría el logro del ascenso, sobre todo porque se hace justicia con un tipo que pertenece a un grupo de gente que tiene detrás más trabajo que publicidad, hay más de uno del cual podría decir lo mismo, pero mientras tanto, me conformo con decirle: un abrazo, te lo mereces, y que tengas mucha suerte siempre.
Otra Final a Cuatro
22
May