Hay momentos en los que se pone complicado escribir y no repetirse, mencionar una y otra vez las mismas cosas es una mala práctica a la que uno puede verse arrastrado y hay que intentar evitarla, pero la última semana puede que el equipo no haya ayudado mucho para no caer en esa tentación.
Naturalmente me refiero a la contienda de Rusia ante el Khimki y de cómo el equipo “regaló el partido en un último cuarto infame”, titular muy extremo que he leído en alguna crónica. Seguro que el Unicaja no quiso imitar al ejército de Napoleón en 1812 o al alemán en 1941, este último llegó a entrar en la ciudad dónde jugaron Carlos Cabezas y Jorge Garbajosa, pero se quedó a las puertas de Moscú, y al equipo de Joan Plaza le faltó lo habitual de este año: rematar la faena.
No quiero darle mucho más a este tema, porque ya lo toqué en la columna que escribí hace un par de semanas, concretamente el pasado 16 de enero (“Por 400 más”), y lo cierto es que no sólo hay que ceñirse al problema de decidir un partido con una jugada especial para el final del mismo, sino que además, asegurar un triunfo cuándo se va por delante con una renta más o menos exigua frente a un rival, es un problema aún por resolver.
Y está claro que ambas situaciones exigen diferentes respuestas, y si bien el pasado viernes faltaba la mejor arma en ataque con la lesión de Nemanja Nedovic, no estamos hablando de años en los que aparecía gente como Michael Ansley, Jorge Garbajosa o Carlos Cabezas que tenían capacidad resolutiva por sí mismos, porque de eso ahora no hay, incluso el año pasado, con Kyle Fogg o Jamar Smith había algo que se pareciera, vale que esas piezas no están, pero el ahogar reacciones contrarias cuándo están remontando tampoco está teniendo el resultado adecuado, porque si se recuerdan partidos como ante Valencia Básket, Zalgiris, Brose o Baskonia, se echó de menos, mayor aplomo a la hora de cortar la reacción contraria y ser más certeros para evitar el disgusto, algo parecido a lo ocurrido ante el FC Barcelona que estuvo a punto de llegar a la heroicidad y llevarse el partido.
Entiendo que el equipo evoluciona con el paso del tiempo, y que lo visto a principio de temporada ha ido mejorando, lo cual es una buena noticia, pero igual que no puedo pedir que tal o cual jugador se convierta en una pieza letal en ataque, porque es una entelequia, creo que la mejora que necesita el equipo para resolver partidos apretados es algo que se necesita más pronto que tarde, ya se han visto mejoras, de no haber sido así, seguro que el partido del pasado domingo ante el UCAM Murcia hubiera terminado de otra forma. Ante las ausencias y el bajón de concentración que se experimenta de vez en cuando, un choque ante el equipo universitario, tremendamente cómodo con su versión de andar por casa de equipo duro en todas sus líneas, no sólo hubiera llevado el resumen de esos sesenta tiros libres o cincuenta y cuatro faltas personales, sino que lo mismo la victoria, conseguida a base de ramalazos de buena defensa y tirar de oficio en según qué momentos, no hubiera llegado.
El partido del domingo no sólo fue largo, sino que si alguien me llega a decir que fue un “ladrillo”, le hubiera discutido lo justo, pero esto hay que jugarlo, y hay que intentar aprovechar lo que se pueda, porque son situaciones que hay que pasar para seguir atacando posteriores objetivos.
No sé si lo que tenemos esta semana -Anadolu Efes en casa y Baskonia fuera- tendrá parecido a lo vivido, espero que no, y que haya dos victorias, por muy difícil que lo vayan a poner ambos rivales pese a su cara tan dispar que están mostrando, no sólo sería la mejor noticia cara a la preparación de la cita de la Copa del Rey, sino que además me facilitaría la labor, para evitar caer en la tentación de ir a contar lo mismo.
Falta rematar.
6
Feb