Tras otra semana más de competición que cerró la primera fase de la Eurocup, ésta con derrota en la antigua Leningrado y con un cuarto puesto que el Top 16 se encargará de decir si es un castigo o una buena posición. El Unicaja se trajo la victoria de la cancha del Movistar Estudiantes en un partido de los que hacen afición a salir a ver el alumbrado de calle Larios. Lo mejor –dejando aparte que el susto que dio Manolo Rubia se queda sólo en eso y espero que pronto esté en su hábitat natural, el Martín Carpena–, fue el resultado para los malagueños, porque el equipo me desconcierta para lo que espero. Es grato la actuación de Nedovic y Brooks, pero siguen faltando jugadores, los madrileños dieron el nivel que pueden y el arbitraje y la mesa fueron dos enemigos de nuestro deporte en un partido en el que falló hasta la realización de televisión.
Más allá del tema deportivo y de la evolución del equipo, y ahora que va a haber descanso hasta el próximo martes 27, con el partido en Andorra, la gran noticia fue la reinauguración oficial de Los Guindos.
La obra realizada en las instalaciones de la avenida Gregorio Diego ha sido la de mayor envergadura y de mayor calado desde el año en que la Sociedad Deportiva Caja de Ronda adquirió unas canchas que en su inicio eran propiedad del extinto Balonmano Málaga. Con aquel lugar, creo que ocurre como con esas cosas que no se valoran hasta que dejan de tenerse. No hace falta ponerse uno en plan pomposo, hablando del patrimonio o de la identificación del club con la cantera; luego al final, la competición pone a cada uno en su sitio, y entre las canchas exteriores de clima desértico (frío en invierno y tórrido en verano) y el Palacio de los Deportes hay un montón de sueños rotos que en su gran mayoría ni siquiera cruzan la puerta de las remodeladas instalaciones.
Es una buena noticia que se mejoren las instalaciones, y sobre todo, me parece mejor que se pongan en mayor valor con una inauguración oficial. Al fin y al cabo todo ello redunda en beneficio del club, pero hay tantos recuerdos ahí dentro, vividos por tanta gente, tantas ilusiones que se han quedado por el camino, tanta práctica de tal o cual gesto técnico que ha querido ser definitivo, tanto empeño en querer parecerse a una u otra estrella… que no creo que se valore lo importante que es aquello.
Porque las paredes de Los Guindos, aunque ahora tengan frases motivadoras, fotos de los chicos de cantera o nombres de los que llegaron a debutar en el primer equipo, tienen tantas horas de trabajo, tanto esfuerzo, tanta energía empleada, tanta voluntad por llegar o tan poca recompensa en muchos casos, que seguro que se sostendrían solas. Porque de la mano de todos los éxitos y las alegrías van también decepciones y fracasos. Todo el que cruza la puerta de las instalaciones deja lo mejor de sí mismo y eso hace aumentar la fortaleza de aquello.
Puestos a pedir, me hubiera gustado que la obra hubiese tenido la cubierta de las pistas exteriores que no ocupa el Unicaja y donde juegan los chicos de EBG, pero a pesar de todas las posibilidades que tienen y se le adivinan al Club Baloncesto Málaga, se tienen que revisar de manera obligatoria, situándose en un estatus más lógico, teniendo claro que aquí somos unos privilegiados, pero que no estamos entre la aristocracia europea de nuestro deporte.
No es sólo cuestión de jugar en Euroliga, aunque esta semana también se filtraba el rumor de la ampliación a 18 equipos de la competición, la lista de posibles candidatos no incluía al club malagueño, y confieso que tampoco lo esperaba, porque creo que la vuelta a ese selecto grupo es más que complicada y requiere una serie de cosas que ahora mismo no están en el horizonte más o menos cercano. El nivel de exigencia para aquellos que tienen que disputar una Euroliga con un grupo único y jugando todos contra todos es tan alto que cada vez se me antoja mayor la brecha que se abre entre unos equipos y otros. No sólo el dato terrorífico que dice que Unicaja recibió 40.000 euros por la participación en la primera fase de la Eurocup, casualmente la misma cantidad que reporta una sola victoria en la mejor competición continental, y es que el futuro del baloncesto en Europa parece que se asemeja cada vez más a nuestra sociedad actual, con una élite minoritaria disfrutando de mayor cantidad de poder mientras que la diferencia con el resto se hace más grande.
Aunque aquí no podemos quejarnos, porque se puede hablar de racionalización del gasto o de algo menos de aportación, pero elevar el tono del lamento no dejaría de ser un contradiós, así que teniendo en cuenta que en mi familia hemos tenido las canchas de Los Guindos como lugar de trabajo y que es un orgullo ver cómo algo que quiero mejora, sólo me queda felicitar al Club Baloncesto Málaga y su cantera por un paso más en la dirección adecuada. Y, sobre todo, darle las gracias a Unicaja Banco, ya que sin el soporte y la tutela de la entidad financiera nada de esto hubiera sido posible.