Sin discusión.

1 Nov

El pasado jueves asistí nuevamente a la entrega de premios anuales que La Opinión realiza. Con respecto a esos eventos, se puede opinar de todo, hasta de la calidad de las bebidas que se sirven, pero con respecto a los que esta casa entrega, reconozco que puede pensarse en algunos más, pero que el acierto en elegir los premiados está fuera de toda duda.

Que el liderazgo turístico de Marbella, el presidente de Sando (José Luis Sánchez Domínguez), el Centro Regional de Transfusión Sanguínea, Pablo López y el Unicaja merecían un reconocimiento me parece obvio, en el caso que me ocupa, el del club del abanico, mucho más habida cuenta de la efeméride que significa cumplir cuarenta años de historia.

Para la gran mayoría, hablar de 1977 es mencionar la prehistoria, ahora, tan centrados que andamos realizando hipótesis sobre si es posible volver o no a la Euroliga, o si la situación actual del equipo da para poder aspirar a algún título o poder “hincarle el diente” a la zona noble de la clasificación, plantearse de dónde venimos es algo que se da por descontado, pero que la evolución de este club, que haya llegado todo lo alto que hemos visto y que siga en la pelea durante estas cuatro décadas merece un reconocimiento es algo que hay que entregar.

En aquella fecha lejana, tres valientes (o benditos locos, según se mire): Alfonso Queipo de Llano, José María Martín Urbano y Paco Moreno (D.E.P.) hicieron todo lo que estaba en su mano para convencer a la Caja de Ahorros de Ronda de lo conveniente que era apoyar al baloncesto de la capital y darle soporte económico, con el paso del tiempo, eso de una caja de ahorros dueña de un club de baloncesto fue extrañando menos, en la temporada 1980/1981, la Sociedad Deportiva Caja de Ronda consigue el ascenso a las primeras categorías nacionales tanto en baloncesto como en balonmano y recibe el galardón de la Copa Stadium, el premio más antiguo de España, creado por el Rey Alfonso XIII en 1923, y que se entrega anualmente dentro de los Premios Nacionales del Deporte y en el que se reconoce a la persona o entidad que se haya destacado por su especial contribución a tareas de promoción y fomento del deporte en España (esto significa estar en el mismo listado que ilustres del deporte como Real Madrid, Atlético Madrid, FC Barcelona, Náutico Tenerife, Natación Barcelona o Juan Antonio Samaranch, entre otros), y lo que es más importante, estar entre los equipos de la élite de nuestro deporte no fue sino lo habitual, algo tan importante pero tan poco valorado por ser una costumbre.

El paso del tiempo trajo en 1992, tras la venta de la plaza de Mayoral Maristas a la ACB, la transformación en Club Baloncesto Málaga, algo que no hubiera tenido mayor trascendencia de no contar con el respaldo (y que dure…) de Unicaja, soporte ya sea en su versión caja de ahorros previa a la fusión, tras la unión de las tres cajas de Málaga, la de Almería y la de Cádiz o la posterior tras su conversión en banco. Por el camino ha habido muchos cambios, épocas más o menos fructíferas, situaciones mejor o peor gestionadas, resultados deportivos ilusionantes o decepcionantes, pero siempre bajo la tranquilidad de gozar de un presupuesto que seguro que la mitad del continente envidia (yo haría una encuesta), con el tiempo, conseguir una Liga ACB, una Copa del Rey, una Copa Korac o participar en una Final a Cuatro de la Euroliga puede terminar pareciendo poco en cuarenta años, sobre todo si la historia no es algo que se reivindique como un logro de todos, pero yo invito a repasar la hoja de servicios que otros clubs que son la competencia real y directa del equipo de la Avenida Gregorio Diego y sacar conclusiones.

Esta temporada ha de ser la de una muestra de orgullo total y permanente, de enseñar a todo el mundo que los logros conseguidos han sido a base del trabajo de mucha gente, muchos de los cuales quedaron fuera de la estructura y de la historia del club sin el reconocimiento público y con una despedida que quizá no merecieron, pero cuyo esfuerzo no fue sino una piedra más que ha ayudado a construir el club que hoy se conoce, no voy a mencionar ningún nombre, porque alguien se quedaría fuera y me resultaría tremendamente injusto, pero si se tiene en cuenta que que tanto mi esposa, mis dos hijos y yo, hemos formado parte en su momento del club con todo el orgullo del mundo de poder defenderlo y ayudar a su crecimiento y fortaleza, para mí es una alegría formar parte de la familia de La Opinión desde 2010, que se acuerden de mí en los momentos felices que significan sin ir más lejos la ocasión del pasado jueves y poder aplaudir la concesión de ese premio. Eso fue poder aplaudir a todos aquellos que forman o en su día formaron parte de algo capital para poder entender el deporte de Málaga como es el equipo de baloncesto, se llame Caja de Ronda o Unicaja, algo tan consustancial a mi vida que creo que lo llevo impreso en el ADN, por eso, agradecer a Alfonso, a José María y a Paco que se armaran de valor para dar el paso, a Unicaja por seguir ahí con el transcurrir del tiempo, y a La Opinión de Málaga por tomar una decisión tan justa, cuando se entregó el pasado jueves el galardón al presidente en representación del club, ese aplauso que se llevó de toda la sala, fue para todos los que queremos a este Club y al Baloncesto, así, en mayúsculas, felicidades a tod@s.

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