Ahora que acaba de irse la Semana Santa, Unicaja vuelve a tener triunfos, además esta última con la base en mantener una fe en la victoria digna del más entregado de los aficionados, lo cual, viene casi de la mano en el tiempo.
Tantos cambios de dieta, al final trastornan, con un tiempo que llevamos con malos ratos, desencantos, problemas, desencuentros y otros sinsabores, tener ahora una racha de tres victorias consecutivas es para que el cuerpo le pille falto de costumbre y con el paso cambiado.
En la nueva realidad del Unicaja, esa que dice que entre semana se entrena, y que los fines de semana es cuándo se juegan los partidos, el equipo ha mejorado en actitud, lo cual se ha traducido en dar guerra en varias jornadas y pensar que la pelea por el playoff es algo más que un sueño imposible.
Una vez desechada la Euroliga por deméritos propios, y con la conciencia puesta en que lo importante es la liga nacional, el equipo tiene ante sí la posibilidad de adecentar la temporada, y para ello y a tenor de las últimas jornadas, parece que ha tomado la decisión de ponerse el mono de trabajo e intentar recuperar parte del terreno entregado durante el curso.
Con el último encuentro, el del pasado domingo ante el Dominion Bilbao Básket, quizá anide en la cabeza la idea ésa que el equipo es capaz de hacer mejores cosas, sobre todo tras la paliza endosada al Laboral Kutxa Baskonia y la remontada ante los de Sito Alonso, pero tengo mis dudas si estar a remolque durante el encuentro más de treinta y tantos minutos en el partido va a ser suficiente. Vale que la victoria del domingo queda muy bonita, que se habla de épica y todo eso, pero aún sin negar que la fe en la victoria que se demostró fue primordial y va a hacer falta tenerla aún más cerca en lo que resta de temporada, no sé si bastará con lo mostrado, o será insuficiente.
Entre un partido y otro, un nuevo supuesto fichaje ha quedado aparcado durante un tiempo, a la espera de ver el desarrollo del equipo, es de suponer que tras la mejora clasificatoria, un hipotético refuerzo no se vaya a producir. Siguiendo la misma teoría, durante gran parte de la jornada del domingo, algún agente que otro pudo usar el WhatsApp o algún mensaje con Carlos Jiménez, pero claro, con los tres últimos minutos de encuentro, la cosa cambia.
Es innegable que el final del encuentro ante los de Bilbao ayuda a que todos tengamos en la cabeza eso de que el baloncesto contribuye a la felicidad, pese a que el partido en muchos momentos estuvo carente de ritmo, el Unicaja no pudo imponerse en ningún momento, y la lectura del encuentro que hizo Sito Alonso demostró que considerarlo como uno de los grandes entrenadores españoles no es una cuestión de modas pasajeras, sino algo totalmente merecido, de hecho, en su momento, Aíto García Reneses lo reclamó para entrenar al Clínicas Rincón durante el periplo del actual entrenador del Gran Canaria en Málaga.
Lo que saco en claro de todo esto, es que de bajar mínimamente el ritmo de trabajo del equipo, no se llegará a nada, pese al talento que puedan tener miembros de la plantilla, o siguen con el mono y el trabajo estajanovista, o no hay nada que hacer, no en vano, es de dominio púbico, que aunque aparezcan los artistas de forma puntual, lo más aprovechable en el grupo está la forma de trabajar de gente como Alberto Díaz, que a base de trabajo, carácter y sacrificio se ha hecho casi capital para este equipo.
¿Será el equipo capaz de mantener esto en el tiempo? Confieso que sigo teniendo mis dudas, sin decir que el Dominion Bilbao Básket no ha sido capaz de cerrar el partido, la competición y los rivales que restan no van a permitir que más de tres cuartas partes de los encuentros pasen sin decantar la pelea del lado cajista, y aunque la suerte haya que buscarla, puede que al final no siempre se consiga el objetivo.