Siempre se dice que en este deporte se es esclavo de los resultados, no creo que los demás sean ajenos a esa regla no escrita, pero las dos victorias del Unicaja frente al Dinamo Sassari e Iberostar Tenerife, cortando la racha de las dos derrotas cosechadas en ACB frente a Laboral Kutxa Baskonia y Dominion Bilbao, es seguro que no se va a pensar que se están eliminando de golpe los errores que se hayan cometido.
Viendo la evolución del equipo malagueño, y tomando los últimos partidos como referencia, no se puede desterrar la idea que dice que aún hay mucho trabajo por desarrollar. No puedo obviar que en la Euroliga se ha adelantado mucho, con una trayectoria inmaculada y que acerca o allana la clasificación para el Top 16. No obstante, no hay que perder de vista que tras el mal partido de Bilbao, el primer tiempo frente al campeón de Italia, provocó que estuviera peleando por el partido demasiado tiempo un equipo que tendría que ser superado con menor esfuerzo si los errores se minimizaran. Sobre el partido del domingo, el rival, que con el cambio de entrenador tuvo aún mayor motivación que querer salir del sótano de la clasificación, puso las cosas tremendamente complicadas. La situación tan poco común que supuso para el Iberostar Tenerife tener a Txus Vidorreta en el palco, siendo dirigido por los dos ayudantes de Alejandro Martínez, hizo buena esa teoría que dice que todos los jugadores intentan hacer el partido de su vida con un nuevo entrenador, los que ya jugaban, intentaron dejar claro que eran los que tenían que seguir al mando, y los que contaban menos para el depuesto, hicieron lo imposible para demostrar que son los que sacarán al equipo de ahí abajo a poco que le den una oportunidad. Si a todos los problemas que traían –ausencias de Saúl Blanco y Blagota Sekulic-, se le une la baja a partir del lunes de Xavi Rey, al marcharse a Movistar Estudiantes, no sé si pensar en el buen partido que completaron los canarios o todo lo que tiene que mejorar el Unicaja de forma inmediata.
Aparte de todo esto, una dosis de emoción nunca viene mal, pero reconozco que creía que el equipo de esta temporada arrancaría de forma más rápida, tengo muy claro que la temporada está en los primeros pasos, que los nuevos se tienen que acoplar y todo lo que ya hemos comentado y dicho, pero de momento, a las cinco novedades los espero, aunque algunos destellos puntuales de Richard Hendrix y Edwin Jackson empiezan a convencerme (espero que los errores que aparecen en la lectura del juego se vayan paliando con el paso de los encuentros), mas pienso que el equipo necesita más pronto que tarde que Fran Vázquez y Carlos Suárez sean los que todo el mundo quiere, incluido ellos mismos, porque no me creo que la aportación de los dos nacionales esté resultando del agrado general.
Aunque está claro que la Euroliga está perfectamente resuelta en este inicio de temporada, y que la ACB tiene que mejorar para asegurar la Copa del Rey lo antes posible, no creo que se haya planteado de ninguna forma focalizar el esfuerzo más inmediato en la competición europea en lugar de la nacional, pero ver los próximos partidos en Europa sin la necesidad de recurrir a la heróica para conseguir clasificarse y continuar dando pasos de forma adecuada en la temporada, pero queda claro que ni dos victorias pueden dar tranquilidad, ni que hay ahora mismo trabajo adelantado.
Paralelo a toda esta situación, la vida tiene un ritmo propio y que se muestra ajeno a si los nuevos se adaptan al equipo o si los tiros se hacen sin ansiedad. Todos conocen la situación por la que Martina, la hija de Francis Sánchez, actual ayudante de Fotis Katsikaris en el UCAM Murcia, está pasando. Estos días hemos conocido la situación de Kyle Kuric, operado de un tumor cerebral de manera urgente, situaciones como éstas son las que te hacen plantearte el orden de las prioridades. En ambos casos tiendo a pensar lo mismo, tengo la esperanza desde que conocí ambas noticias que ante sus enfermedades sean igual de fuertes que sus familias, y que esto no pase de ser un mal recuerdo para cada caso.