Este tramo de campaña está quedando demasiado largo. Al conjunto del Unicaja, el final de la fase regular está siendo un castigo duro y que está llenando de incertidumbre y dudas sobre algo que no admitía discusión hasta ahora: la fiabilidad de este equipo. Casualidad o no, tras el parón que ha vivido recientemente el equipo, parece que ha perdido el norte, aunque el encadenar cuatro derrotas consecutivas pueden tener más o menos importancia, lo que está claro, es que para lo realmente importante -cómo encarar los playoffs- la impresión que está dejando el plantel de Joan Plaza, llama a al desasosiego en cuanto al momento anímico y de forma con el que se está llegando al momento definitivo de la temporada.
Ya no es tanto el ganar o perder partidos, es lo que transmite el grupo a medida que se acercan las eliminatorias, sobre todo ahora que el tema Euroliga se convierte en otro aspecto complicado a gestionar en el horizonte. En este momento, si se consideraba que pasar la primera eliminatoria, se daba por descontado, y se intuía una semifinal de manera más o menos cierta, ahora, que con el nuevo sistema impuesto como condición de clasificación para la próxima temporada, llegar a las puertas de la final es imprescindible para estar en la primera competición continental… según la versión actual de Bertomeu y amigos, si me preguntan sobre la FIBA, tendría que tomarme mi tiempo para poder responder.
Para llegar al playoff quedan poco más de un par de semanas, y espero que el equipo se recupere, que los jugadores que ahora parecen figuras desdibujadas de lo que han ido mostrando hasta hace bien poco, se vuelvan a reconocer unos a otros, que dejen de lado esas desconexiones que se repiten de forma habitual y que coinciden muchas veces con el tercer cuarto, y que vuelvan a ser los que han ilusionado y han recuperado a mucha gente para esta causa. De entrada la gran oportunidad se pone a tiro el domingo frente al contendiente por el segundo puesto, el FC Barcelona que puede ser un hipotético rival en semifinales, pero como decía queda mucho tiempo, lo primero es contemplar este fin de semana la Final a Cuatro de la Euroliga, con Real Madrid, Fenerbahçe-Ülker, CSKA y Olympiacos, los cuatro tienen argumentos suficientes para merecer la confianza cara a la victoria final, ahora que se ve en el tiempo, cobra mayor valor aún (por la dificultad y lo complicado que se adivina volver a una de ellas), la participación del equipo malagueño el año 2007 en Atenas.
Si ahora en Málaga tenemos en la mira a la Euroliga por poner al Unicaja como principal damnificado para ser desposeído de la licencia A, no estaría de más preguntar dónde estudiaron los que deciden un espectáculo maravilloso cómo la Final a Cuatro que el mismo fin de semana que se disputan partidos de la ACB, realmente brillante -dicho con toda la ironía del mundo- ese Baskonia-Real Madrid para el próximo miércoles 20, ojalá los blancos tengan la resaca de la victoria, y que hagan la digestión del título pronto. Realmente pienso que esta sucesión de tiros en el pie del baloncesto a nivel organizativo hubiera sepultado cualquier otro deporte, pero el nuestro es tan maravilloso que sobrevive a pesar de sus dirigentes.
Junto al momento de forma del Unicaja y la celebración de la próxima Final a Cuatro, esta semana hemos tenido el nombramiento por segunda ocasión de Sergio Scariolo como seleccionador nacional, espero y deseo que tenga suerte para obtener el éxito en el próximo Eurobásket y clasifique al Equipo Nacional para los Juegos Olímpicos de Río 2016, no va a ser tarea fácil, pero equipo hay, y espero lo mejor de alguien tan importante para la historia del Club Baloncesto Málaga.
Para la cantera del club malagueño, esta semana ha habido dos éxitos, la consecución del Campeonato de Andalucía Cadete y el tercer puesto del Campeonato de España Junior, enhorabuena. En este último, por cierto, el Diario Marca daba un dato que provocaba cierta sorpresa para quién lo escribía: había más de 20 nacionalidades diferentes entre los jugadores participantes, honestamente, se nota que el periodista se acerca poco a los partidos de las canteras de la élite. Lamentablemente es tan cotidiano que lo habitual lo damos como lo normal.