Echando un vistazo al final de la fase regular de la Euroliga, más allá de analizar y comprobar la dureza de ambos grupos del Top 16, se pueden sacar algunas conclusiones respecto a lo que ha podido ofrecer la fase de grupos en su desarrollo hasta la semana pasada.
Sabemos de sobra que nuestro Unicaja ha finalizado en tercera posición del grupo B, empatado con el cuarto, el Alba Berlín. El balance de cuatro victorias y seis derrotas es el peor de los equipos que han quedado en tercera posición, ya que tanto Zalgiris, Panathinaikos y Baskonia ofrecen un resumen igualado de cinco victorias y derrotas.
A favor del equipo está que resolvió muy pronto y sin apuros la clasificación para la segunda fase, en su momento nadie fue capaz de insinuar el poco valor que podía tener su actuación, pero en el debe del mismo puede apuntarse la mala racha de derrotas en el último tramo de competición y que los cuatro triunfos han sido ante los equipos sin la vitola de favoritos del grupo, ganando “sólo” a Cedevita los dos partidos y a Limoges y Alba en Málaga.
Dejo un poco de lado enfocar la visión sólo sobre el Unicaja, entre el resto de las actuaciones hay algunas dignas de comentario. Me explico, está muy generalizado entre algunos medios criticar la competición europea indicando que la primera fase no vale para nada, que clasificar a cuatro equipos en grupos de seis no es competitivo, en mi opinión me parece peor mandar directamente a los dos no clasificados a la Eurocup. Y aunque hace un tiempo alguien de los medios me decía que si el Club Baloncesto Málaga no jugaba algún año la Euroliga no pasaba nada, esta afirmación textual a mí me da algo de miedo, será porque aún me dura el susto del año pasado en Florencia ante Montepaschi Siena, y si me pongo a ver el lugar dónde han acabado Bayern Múnich, Valencia Básket o Unics Kazan, me hace pensar que aunque el Top 16 me parezca complicadísimo en ambos grupos, no estar ahí me sonaría a fracaso, el mismo que sufren los tres equipos antes nombrados, casualmente los dos que proceden directamente de la Eurocup (campeón y subcampeón, además de vencedor de la fase previa) y el nuevo rico alemán que llegó en su momento gracias a una invitación. De los otros cinco conjunto eliminados (Limoges, Cedevita, Sassari, Turow y Neptunas), actuaciones que en algún momento apuntaron a la sorpresa, como en el caso de los lituanos, y el resto dejan la sensación que está muy bien eso de ampliar la competición a la mayor cantidad de países, pero algunas presencias suenan a imposición vía cupos, y no creo que éstas ayuden a mejorar la competición.
Quitándome el miedo que pudiera suponer la no presencia en el Top 16, de cuya importancia creo que mucha gente no es consciente, pensar ahora si estar en tal o cual grupo sería más o menos favorable creo que queda atrás. Antes cuando había cuatro grupos quizá se podía elucubrar sobre qué rivales serían más favorables, siendo sensato, no encuentro un grupo que venda más o menos baratas las cuatro primeras posiciones que dan lugar a jugar el playoff previo a la Final.
El Top 16 me parece más que complicado, conseguir una clasificación entre los cuatro mejores es realmente difícil estando en la mejor versión de rendimiento del equipo, mucho más ahora que llevamos un tiempo observando que se dejan escapar partidos que se tienen casi dominados, además si alguien me aclara los motivos de las derrotas, me hace un gran favor, por actuaciones del grupo poco justificables. Me preocupa más observar esa capacidad que tiene el equipo de vez en cuando para desenchufarse en más de un momento clave. Algo que podía verse de forma casi anecdótica o como situaciones que podían darse en algunos partidos, ahora se repiten y parecen demasiado habituales, y ojo, dejar flotar encima del plantel que tiene problemas para resolver finales ajustados no es buena noticia, sobre todo porque significa empezar a pensar que la identidad del equipo no es tan sólida como se quería tener conseguido a esta fecha de la temporada. La fase de competición que se avecina sin interrupción en el calendario no va a ser ni mucho menos fácil, entre viajes y rivales menos accesibles hay que reclamar mayor dureza mental cuando hay dudas sobre el juego desarrollado en los momentos complicados.
Hasta ahora el equipo sólo ha trasladado momentos para felicitarse, y el cómputo global del trabajo desarrollado tanto por jugadores como por el entrenador es algo más que satisfactorio, pero no hay nadie infalible, y los errores habrá que intentar solventarlos lo antes posible, tal vez sea la mejor medicina para intentar paliar problemas.