Creo que es de justicia disfrutar del inicio de temporada que lleva el equipo de Joan Plaza, aunque me parece más un ejercicio de inteligencia poner la euforia en cuarentena, no sé si por sacar a relucir eso de “el halago debilita” o todas esas frases conocidas. Además, veo excesivamente prematuro pensar en vino y rosas por no conocer la derrota en el mes de octubre, no obstante, hay que reconocer la buena impresión que se tiene del grupo que viste este año de verde, pese a los problemas de inadaptación de algunos o las lesiones que sufren otros, de todas formas, para ver si el equipo funciona (y sobre todo, a qué puede aspirar), creo que habrá que esperar al mes de diciembre, mucho más ahora que la primera fase de la Euroliga también se decide antes de Navidad.
Hace falta aún mucho más de todo lo que está poniendo el Unicaja de Joan Plaza sobre la cancha, ser aún más duros, más consistentes… y además tener algo más de suerte con las lesiones, ya que es algo que no puede evitarse y las consecuencias de las mismas desvirtúan el trabajo que se esté haciendo.
El equipo está respondiendo, aún con partidos malos (grande Kostas Vasileiadis reconociendo su momento de forma pese a su transfiguración en remedio milagroso ante el ALBA Berlín) o con dificultades no previstas antes de los partidos, como pudo verse en Las Palmas, pero para mí, la mejor noticia es la insatisfacción del entrenador o como reclama responsabilidad para la mejora.
Creo que parte de la mejora ha de traducirse también en el público, la imagen vista el pasado viernes en el partido de Euroliga no fue la que se quiere, que haya menos de seis mil espectadores no es bueno, vale que mejora de forma sustancial los poco más de tres mil del último partido del Top 16 del año pasado ante Emporio Armani Milán, pero el mensaje que se lleva transmitiendo es que es necesario arropar al equipo, y para ello hay que empezar por ir al Palacio de los Deportes, soy consciente que los que están dan todas muestras de cariño y ánimo que requiere el equipo, pero es necesario que se sumen más, porque no me quiero imaginar echar de menos la Euroliga porque algunos de los requisitos (por cierto, ¿ha dicho Bertomeu cuáles son éstos?) no se cumplan, así que espero que el equipo cumpla con su cometido, y que el resto también, para ello, nada mejor que empezar a tapar plástico el próximo viernes ante un enemigo histórico como el Limoges, que la última vez que jugó aquí dejó un recuerdo tan desagradable.
Dentro del inicio de temporada, junto con lo que ya hemos visto del Unicaja y lo que queremos ver en Málaga, lamentablemente tengo que sacar otra vez lo que vemos en televisión, o mejor dicho, lo que no vemos, porque pese a lo que es un triunfo, el renovar que la liga ACB se pueda ver por Televisión España, por la repercusión que debe tener una cadena generalista, y el salvar in extremis de la guillotina del cierre al canal temático Teledeporte, aquí ya hemos visto como a las primeras de cambio podíamos ver la final de un torneo de tenis (tocaba Valencia, pero como si toca Villarriba) por dos canales a la vez, en TVE y Digital+, dejando el partido programado, el Iberostar Tenerife-Real Madrid recortado en unos 35 minutos, luego sale Lalo Alzueta, como antes salía Arsenio Cañada o el que vaya tocando, pone carita de circunstancias y se reserva los comentarios sobre su jefa Paloma del Río, la cual no tiene problema alguno en ningunear al baloncesto o cualquier otro deporte señalando al tenis y al ciclismo como los ocupantes naturales de su canal.
No es que a este paso terminemos odiando al tenis, es que así no se hacen las cosas, y sobre todo por parte de la ACB y los clubes que la forman. Me gustaría ver de qué manera le venden el producto a los grandes patrocinadores que dan soporte a la liga, los cuales seguro que observan la forma tan lamentable que tiene la ACB cuidando la inversión que realizan al tener su ventana a la audiencia en un sitio como RTVE, que ya ha dejado claro lo que le importa eso de la pelota gorda.
Lo más lamentable de todo es que desde hace ya demasiado tiempo sólo se habla del binomio baloncesto-televisión para esto, parece que sólo entendemos adecuada la forma y el tratamiento que se da en Digital+, al poder ver las retransmisiones de Euroliga y NBA, pero claro, vamos entonces al problema del “coto privado de caza”, y bastante tenemos ya los muy frikis del tema, como para que el resto del mundo tenga que recurrir al gueto para acercarse a algo tan bonito como es nuestro deporte. Lo que está claro, es que uno se termina hartando, y al final no va a odiar al tenis o al fútbol o al vóley sobre hielo, va a odiar a quien toma las decisiones.