El fulgor perdido

8 Jul
Ya están entrando en danza las selecciones cara al Mundobásket de 
nuestra España. Poco a poco veremos qué nos parece dejar fuera de la 
selección a Nikola Mirotic o Carlos Suárez. O nos preguntaremos por 
qué no les caemos a nuestros jefes tan bien como Víctor Claver a los 
suyos para estar siempre entre los elegidos para las cosas buenas. 
Todo llegará, pero aún es momento para sacudirnos cosas de la 
temporada pasada. Más allá de lo que hemos vividos en la ACB, aparte 
de la gloria vivida por San Antonio Spurs, ante los que me quito el 
sombrero, y lo vivido en otras ligas, me ha llamado la atención la 
«defunción» vivida en Italia en la figura del Mens Sana Siena.
El tema del pallacanestro actual no tiene nada que ver con el que se 
vivió en los ochenta y parte de los noventa. Entre que no había 
internet y las noticias llegaban de la manera tan particular, si nos 
llegan a decir que en la Lega los balones eran de oro nos lo 
hubiéramos creído. Equipos que dominaban las competiciones europeas 
(que había tres y con niveles más que apetecibles), grandes jugadores 
tanto nacionales como extranjeros y un glamour que hacía parecer 
obsoletos a los que osaban acercarse.
Esa idílica situación forma parte de la historia ya pasada, casi 
olvidada por muchos y no vivida por otros tantos. Ahora, la vuelta a 
la élite de la Emporio Armani Milán, intentando recordar que son la 
Olimpia que en su día dominó Europa, es una buena noticia, pero que la 
final vivida allí haya sido el último partido en la élite de un club 
dominador la liga las siete últimas temporadas es motivo para 
deprimirse. Ésta llega seguro cuando se piensa que es algo que se 
repite. Como simple muestra, se pueden poner hasta cinco ejemplos 
diferentes de equipos que en su día fueron importantes en Europa y que 
con el paso del tiempo hayan desaparecido o estén en la tercera o 
cuarta categoría.
Casos como el de Mens Sana Siena pueden compararse con los vividos por 
Virtus Bolonia (refundación con otro club y vuelta a primera división 
pero sin arañar la élite anterior) y Scavolini Pésaro, aunque seguro 
que los mirarían con envidia desde la ciudad del Palio. El caso 
también vivido por la otra escuadra boloñesa, la Fortitudo, es casi 
peor, tras la fusión en 2010 con la E’Vita Budrio lo llevó a la Serie 
A y a la Lega Due, pero la Nazionale B (la cuarta categoría) es su 
sitio actual tras volver a aparecer los problemas financieros. La 
Benetton, el equipo que en su día tuvo a gente tan grande como Zeljko 
Obradovic, Toni Kukoc o Vinnie del Negro, y ex cajistas como Marcus 
Brown, Jorge Garbajosa y otros que no menciono por no alargar 
(incluidos los recientes Ryan Toolson o Stefan Markovic) desapareció 
ante el abandono de la firma textil patrocinadora sin mayor solución 
que limitarse a las categorías inferiores. Lo mismo que le ocurrió al 
CB Zaragoza, el CAI que conocimos en su día con los hermanos Arcega o 
Manel Comas. Si alguien quiere ver algo de nuestro deporte en Treviso, 
el club que comanda Riccardo Pittis, el Treviso Basket 2012 deambula 
por la cuarta categoría transalpina. El caso de la conocida 
Montepaschi Siena viene tras la consabida crisis financiera. El equipo 
de baloncesto más antiguo de Italia –fundado en 1871–, tenía como 
soporte la Banca Monte dei Paschi, la caja de ahorros más antigua del 
mundo, datando de 1472. El problema vino cuando el tercer banco 
italiano tras la reconversión tuvo que recurrir a ayudas públicas por 
valor de 3.900 millones de euros en noviembre de 2012 a causa de los 
problemas del mercado inmobiliario.
A partir de ahí, la hecatombe en todos los aspectos, tanto la entidad 
bancaria como el equipo. Como no podía ser de otra forma, despidos, 
huelgas, casi nacionalización, más despidos (en el banco) y reducción 
de más de la mitad del presupuesto en el club, el cual veía como su 
factótum, Ferdinando Minucci, era arrestado por delito fiscal y 
falsedad documental, pasando a manos de un administrador judicial. A 
pesar de todo, y por si no era duro el año, tras llegar a la final de 
la Lega y ganar el primer partido, Egidio Bianchi, el administrador 
judicial comunicaba la liquidación del club, despido de la plantilla y 
comienzo en la cuarta división con otros directivos. Pese a todo, los 
jugadores de Marco Crespi, el cual recordamos tras su paso por 
Sevilla, peleando por el fulgor que irremediablemente perdían, 
llegaron al séptimo partido, casi heroico, pero insuficiente.
Tras este tipo de noticias, no sé si alegrarme de la fortuna que 
tenemos aquí por todo lo que rodea a Unicaja Banco y al Club 
Baloncesto Málaga, pero puede ser que por haber visto la gloria que 
tuvieron en Italia (o Grecia, ya tocará), lamento que no haya mayor 
fortaleza en nuestro deporte. Y lamento sobre todo que cada final de 
temporada traiga noticias de este estilo, porque en el baloncesto lo 
suyo sería que se limitaran a partidos ganados o perdidos. 
Simplemente...

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