Final de temporada

1 Jul

Esta pasada semana ha acabado el curso 2013/2014, se ha coronado un campeón, hay equipos que han conseguido cumplir sus objetivos, otros que han decepcionado y algunos que no han conseguido emocionar a los suyos, colaborando a esa cierta atonía que rodea a la primera competición nacional.

El año da para bastante, pero como gran conclusión, me sale que la “clase media” ha recuperado al Unicaja y asiste a la ampliación de la distancia entre el grupo de los equipos futboleros y el resto.

La serie recién terminada nos ha traído la mejor actuación en liga regular de un equipo. El Real Madrid de Pablo Laso ha tenido momentos que han deslumbrado y en los cuales ha desarrollado el mejor baloncesto del continente, el problema es que no han podido conjugar todo eso con el calendario, y, aunque han jugado la final de todas las competiciones que han disputado, conformarse en la Casa Blanca con Supercopa y Copa del Rey sabe a poco, sobre todo si encima se recuerda la forma en que ganaron el partido de Málaga, en el último suspiro y en el más puro estilo baloncestístico.

En el barrio de enfrente, el FC Barcelona ha vivido en todo momento entre la decepción y el desencanto. Ha tenido en todo momento el halo de haber dado portazo tiempo atrás a la gloria que acompañaba al grupo, comenzando por el laureado Xavi Pascual, pero al final, casi sin querer, sacar un título con desventaja de cancha en semifinales y final, encima frente al enemigo habitual tiene que saber a gloria en el club catalán y a orgullo a los que no sigan de azulgrana el próximo año. Los Juan Carlos Navarro y compañía se han convertido en los máximos avalistas de la teoría de la prensa futbolera de Madrid que clama contra el sistema de competición ACB y la injusticia histórica del playoff. Si el final hubiera sido el esperado por ellos, aunque el aburrimiento hubiera campado a sus anchas, seguro que lo hubieran entendido como natural, todo sea por los colores.

Fuera de la final quedaron Valencia Básket y Unicaja. Los valencianos han repetido una gran temporada, consiguiendo durante todo el año un baloncesto sólido y competitivo, que les sirvió para tener por derecho propio sitio en la próxima Euroliga, jugándose en el último partido de una serie rara frente al Barça el llegar o no a la final. Los de Joan Plaza parece que han vuelto donde deberían estar. Salvo una mala actuación en la Copa del Rey en Málaga que los dejó fuera a las primeras de cambio, el global de la temporada ha de tomarse como notable. Con una Euroliga más que vistosa y la sensación de haber empezado a borrar el halo de pesimismo y decepción, aquí sólo se quiere hablar con tono optimista, algo que ya íbamos echando de menos, palabra.

Los otros equipos de playoff: Herbalife Gran Canaria, Laboral Kutxa Baskonia, Cajasol y CAI Zaragoza tienen diferentes sensaciones. Los canarios cuajaron una gran liga e incomprensiblemente han arrojado por la borda parte del prestigio conseguido por el club con la salida -extraña, por lo menos- de Pedro Martínez, la llegada de Aíto García Reneses abre otro horizonte en Las Palmas. En Vitoria andan preguntándose si finalizarán de caer y podrán retomar la senda que les lleve a la gloria pasada. Demasiados palos de ciego, la sensación es que o Josean Querejeta ha perdido empuje o el proyecto del Deportivo Alavés (siempre el fútbol…) le distrae demasiado, casi nada que valorar positivamente. Cajasol ha sido para mi gusto la sorpresa más agradable. Aíto ha hecho bueno un proyecto con muy pocas o nulas aspiraciones, no sé si por la habitual indiferencia sevillana hacia el baloncesto, o la paciencia demostrada con una plantilla tremendamente joven, pero lo que empezó de manera poco gratificante ha finalizado de manera más que brillante, obteniendo el premio de competición europea, además con el problema institucional que se cernía (el conocido abandono de CaixaBank del proyecto deportivo), la venta a Jefferson Capital Funding, primera que se da en la ACB, ha de tomarse como una oportunidad de crecer, por el otro lado era simplemente inviable. CAI Zaragoza, a pesar de caer tres posiciones y no llegar a semifinales consolida el proyecto, habiendo estado a un paso de la final en la Copa del Rey y dejando claro que la vuelta en Aragón es para quedarse.

FIATC Joventut, Gipuzkoa Básket, Iberostar Tenerife, Río Natura Monbús, UCAM Murcia, Bilbao Básket, Baloncesto Fuenlabrada y Tuenti Móvil Estudiantes son los ocho equipos que se quedan en tierra de nadie, algunos felices por no caer a las dos últimas posiciones, y otros como Joventut, Canarias u Obradoiro pensando que han necesitado un empujón para estar algo más arriba. Bilbao es desgraciadamente el nuevo ejemplo de la fragilidad del sistema, donde se ve cómo un equipo que se nos vende como ejemplo se convierte en alguien incómodo y que condiciona la viabilidad del sistema.

El final de la tabla y las ¿despedidas? son para La Bruixa d’Or Manresa y CB Valladolid. De los catalanes no quiero hablar mal, ya que no sólo veo con agrado a los equipos que venían de la antigua Primera División, sino que alguien que tiene en su historia Liga, Copa y gente como Luis Casimiro, Joan Creus y Jesús Lázaro no merece que se le deje de lado, pero que lo que salve del descenso por segundo año consecutivo sea que las condiciones draconianas que se imponen a los equipos de LEB no habla bien ni de manresanos ni de la ACB. Los pucelanos caen a la segunda categoría de manera más que justa y transmitiendo durante todo el año que se merecían no jugar con los mejores, así de duro.

Como fin, los equipos que han ganado el derecho en la cancha no pueden pensar en serio si estarán o no. Lo cierto es que tanto River Andorra y Ford Burgos tienen claro su destino, los pirenaicos vuelven a la primera categoría que ya disfrutaron hace años y a Burgos lo único que se le puede dar es ánimo para no decaer e intentar ascender otra vez, soportando que haya equipos arriba como el CB Valladolid con un valor que no llegue a los 500.000 euros y a ellos se les exija casi ocho veces esa cantidad para formar parte de la élite… por segundo año consecutivo.

Que la ACB tiene un problema serio no es una novedad, que la temporada se ha cerrado sólo con alegrías particulares, también, que hay mucho trabajo por delante está claro, y mientras tanto, seguir apoyándose en la tiranía de los equipos de fútbol parece un argumento algo cansino. Por lo menos de puertas para afuera, no parece suficiente para revitalizar la situación.

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