La situación de un equipo es algo que se ve condicionado por la marcha de los resultados. El deporte tiene estas cosas y está claro que el Unicaja de Joan Plaza no iba a ser ajeno. Los últimos resultados, con las derrotas consecutivas en Estambul, Valencia y Málaga (por dos veces) dejan de lado la buena cara recuperada tras caer en la Copa del Rey, y aunque en cada encuentro hay motivos para un estado de ánimo u otro, hay situaciones que no hubieran cambiado si estuviéramos hablando de victorias en lugar de derrotas.
Este equipo se estructura en su momento con una plantilla que termina teniendo doce efectivos y la adición de un jugador junior (Domas Sabonis) de forma permanente en la dinámica del primer equipo. Teniendo en cuenta que la pretemporada la completa con jugadores del Clínicas Rincón y que las lesiones se convierten en un elemento permanente en la dinámica del conjunto, en ningún momento parece que tener tantos efectivos sea exagerado.
El juego por el que apuesta Joan Plaza desde el primer instante es un derroche físico constante, el entrenador que llega a Málaga desde Kaunas propone poner un baloncesto con una alta dosis defensiva para facilitar el ataque, de aportaciones intensas e instantáneas de sus jugadores, con un equipo que -al carecer de líder natural y claro- ha de ser generoso en el esfuerzo y que ha de vaciarse a cada instante en el parquet. El entrenador catalán el pasado año usó a 17 jugadores en Zalgiris según los datos de la VTB League, la competición que jugó con equipos de la antigua Unión Soviética y el CEZ Nymburk de Jiri Welsch, los 15 que realmente tuvieron cierta presencia disputaron entre 11 y 21 minutos de media.
Ahora podemos criticar o no los métodos, poner en solfa sus largas ayudas o tal o cual sistema, pero no es nada que no se supiera cuando se le fichaba y se apostaba por él en su momento, es más, a mí no me sorprende nada en absoluto del cómo va funcionando esto.
No me sorprende cómo se planteó el juego del equipo, la actitud del entrenador y el nivel de juego del plantel ante la situación de profusión de lesiones que viene alargándose en el tiempo.
Sobre la actuación de lo que es el grupo que forman cuerpo técnico y jugadores no tengo dudas. Al pasar las jornadas y seguir trabajando con los jugadores que están disponibles (que no sanos, de hecho hay jugadores que siguen con mermas físicas entrenando y participando en el juego del equipo), se exige una vuelta de tuerca más a un rendimiento que está pervirtiendo la idea que había sobre el conjunto.
Me pueden decir que convivir con las lesiones es como pillar tráfico camino del trabajo, algo habitual. Ante el inconveniente lesiones, los equipos reaccionan, mas no en el caso del Club Baloncesto Málaga, salvo Real Madrid, FC Barcelona, FIATC Joventut y Gipuzkoa Básket, todos los equipos ACB han fichado a algún jugador empezada la temporada, el Unicaja es el equipo que más jugadores vinculados ha usado (D.Sabonis, D.Todorovic, L.Conde y M.Nguirane, estos dos últimos pertenecientes en todos los aspectos al Clínicas Rincón aunque con derechos ACB en poder del Unicaja). El Valencia Básket, envidia de todo el mundo este año por el juego que desarrolla teniendo lesiones va por 14 jugadores usados (vinculados aparte), con la única diferencia entre el plantel del inicio de liga y el actual, del cambio del lesionado Serhiy Lishchuk por Ksystof Lavrinovic, creo que incluso salen ganando.
Cuando hace unas fechas el entrenador pide un fichaje para el juego interior, la respuesta del club es negativa, pero se insiste que el problema no es el dinero, empiezan a desfilar informaciones que dicen que en su momento se le ofreció un sustituto para Earl Calloway y dijo que no, también se dice que era un jugador que venía gratis, que sustituir a Rafael Hettsheimeir es prácticamente un despilfarro porque es el que menos juega de los interiores. Digo yo que si es el que menos juega es el que hay que cambiar, mucho más si está lesionado, y que de esa forma el plantel mejorará, pero no se ficha.
El rendimiento del equipo va en dirección contraria. Podemos levantar la moral gracias al trabajo de los chicos, a la buena cara y no perder nunca de vista a rivales como Fenerbahçe o FC Barcelona, dirigir la ira de la afición hacia Abrines o los árbitros, pero al final creo firmemente que de esta forma, lo único real es que no se tiene el equipo que se quería tener y por ende se realiza un juego que para nada se parece a la propuesta inicial, porque ahora los jugadores han de participar más minutos y cambiar el tipo de aportación a realizar, ya que el plantel no está como requiere el entrenador, y entonces empezamos a hablar de sucedáneos.
Lo que yo me planteo es si esta negativa a fichar, que no viene del entrenador y que provoca más que bajones físicos, mentales en los jugadores que quedan, es algo que se ha explicado bien de puertas adentro, porque a la generalidad exterior no se ha traducido de ninguna forma. No es tan simple como decir el repuesto del brasileño, es dejar el juego interior reducido -a la mínima lesión- a tres efectivos más la solución temporal (o parche, usted elige) de Carlos Suárez. Mientras vemos que cualquier equipo con un mínimo de dificultades ficha, no dejo de tener más y más dudas, está claro que entre el carrusel en el que viven Laboral Kutxa o CB Valladolid y la autarquía que supone recurrir al Clínicas Rincón mostrada aquí hay muchos pasos que podrían darse, no hace falta que recuerde esas épocas de usar todos los jugadores que pedía el entrenador y que se dejó bien claro desde dentro del club que habían pasado a la historia.
Desconozco si la solución pasa por mayor intensidad en el trabajo, entrenando más sesiones o rezar lo que sepamos para que los enfermos sanen, pero tengo claro que de esta forma, a lo mejor un nuevo tipo de equipo puede hacer bien las cosas, pero ni mucho menos la situación actual va a facilitarlas para poder conseguir los objetivos sin mejorar la plantilla, la situación de la misma y unas competiciones suficientemente despiadadas no van a regalar los resultados precisamente.