Desde el Club Baloncesto Málaga, a esta fecha y sin haberse dicho nada oficialmente ni haber tenido un pronunciamiento cierto ante los medios de comunicación, parece que se ha tomado la determinación de fulminar el equipo filial en Liga LEB, sea Oro o Plata. A pesar de la buena actuación en la tercera categoría nacional el pasado año y de la experiencia acumulada, en Los Guindos, aunque se sigue repitiendo eso de club de cantera y demás –mensajes que cada vez suenan más vacíos y fatuos–, lo que se transmite veladamente es que tras el equipo ACB, el escalón siguiente llegará a Liga EBA, cuarta categoría. O sea, un socavón en toda regla. Llama la atención la actuación del club, toda vez que uno de los motivos esgrimidos para no dar oportunidades a los jóvenes estaba en la gran diferencia entre la categoría que jugaban (LEB Plata) y la que jugaba el primer equipo (ACB). Es de suponer que ahora, ya que los jugadores de cantera no están, tampoco se les espere.
No voy a escribir en esta columna de la obra de Martin Scorsese, ni del gran predicamento que tiene el famoso Luis Bárcenas entre sus compañeros de cárcel de Soto del Real. Sólo voy a hablar de una figura importante en el momento actual del baloncesto malagueño: Manolo Rincón. Acostumbrado a más de un directivo aprovechado, ya sea en equipos o Federación, que no sólo aparezca, sino que se mantenga en nuestro deporte alguien como Manolo Rincón es una suerte. En la línea de algunos veteranos ilustres como Alfonso Queipo de Llano, más conocidos por su aportación que por dar codazos para salir en la foto, que aparezca declarando que está dispuesto a sacar un equipo en Liga LEB Oro con respaldo del Unicaja, contando con chicos de la cantera y bajo la dirección deportiva de Paco Aurioles, mitiga los efectos negativos de la bajada de escalón del primer filial del Unicaja.
El pasado jueves dimos vacaciones a la tertulia de baloncesto que la Cadena Cope lleva emitiendo regularmente desde la temporada 2001/2002 y con la que colaboro desde el primer día. Emilio Guerrero tuvo la habilidad de contar con Manolo Rincón para el cierre de curso y tuvimos la suerte de compartir un rato con una persona que no sé si llegaremos a darle el valor que realmente tiene en nuestro deporte. El propietario de Clínicas Rincón forma parte de esa estirpe de benditos locos por el deporte que cayó hace tiempo en las redes del baloncesto y ha venido siendo el soporte (entre otros) del segundo equipo de nuestro deporte. Ahora, cuando los rumores que llegan desde el Unicaja –porque seguimos sin información oficial– dicen que se desprende del equipo que tendría que servir de oportunidad a los chicos que emergieran de la cantera, la figura de Manolo Rincón aparece para pasar de ser importante a ser esencial e imprescindible salvavidas para el baloncesto de base en Málaga.
El empresario ha tendido puentes de unión con el resto de los estamentos, siendo necesaria la colaboración federativa y del Unicaja, de las instituciones –porque pretende jugar en la capital (Carranque)–. Habla con toda la ilusión del mundo y la aspiración de repetir las buenas temporadas que en su momento ha dado el segundo equipo malagueño.
En una tertulia, hace años, un dirigente del Unicaja dijo que «no era hombre de baloncesto», pero que tras varios años de consejero, «entendía bastante». Rincón decía hace tiempo que él no sabía de esto y ahora repite que sigue sin tener idea. Manifestó su intención de dejar la gestión deportiva en manos de Aurioles, pero con todas las ganas del mundo de hacerlo bien. No sé si finalmente el equipo saldrá en LEB Oro o Plata. Me gustaría que se cubrieran las expectativas que genera, porque por la humildad y la ilusión manifestada, las ganas de que salgan bien las cosas o lo huérfano que está nuestro mundo de gente de este estilo, hay que cuidarlo para que permanezca y siga siendo uno de los nuestros.