En 2007, en la web del amigo Paco Rengel, www.basketconfidencial.com, publiqué este artículo sobre Manel Comas, seguro que Paco se aburría arriba y necesitaba un buen compañero de tertulias, si no lo recuerdan, Manel llamó a un jugador suyo en Sevilla «NAF» (Negro, Atlético y Fraudulento), reconozco que echo de menos a gente que le llama a las cosas por su nombre. Aquí queda mi pequeña nostalgia. El artículo de mañana dentro de un rato.
NEGROS Y BLANCOS
Ya se sabe cómo ha terminado la experiencia de Manel Comas en Sevilla; el Sheriff cierra un capítulo de su extensa carrera como entrenador con un portazo y su estancia pasará más a la historia por sus declaraciones altisonantes, que por intentar revitalizar nuestro deporte en una ciudad que parece que necesita otro equipo que rivalice con el Caja San Fernando para tener un mínimo de interés entre sus aficionados.
Hace unos años, cuando los equipos tenían uno o dos extranjeros, no había comunitarios con índices y los nacionalizados eran Brabender y Luyk (los padres, no los hijos), era más que común escuchar aquello de “tal equipo ha fichado un negro que las mete todas”, o también recuerdo la pregunta de mi padre: “¿Qué negros ficharemos este año?”. Ni mi padre tuvo en su vida una actitud racista con nadie, ni creo que ningún aficionado prefiriese un jugador a otro dependiendo de su raza; es más, muchas veces los americanos de raza blanca eran tildados de ser blanditos, aunque si hago una comparación con dos ex jugadores del F. C. Barcelona como David Wood y Audie Norris, no sé yo cuál podría salir ganando.
Precisamente, un ex jugador azulgrana dio una gran muestra de sentido del humor y saber estar –cuando sus antecedentes no invitaban a ello– hace muchos años: el IFA Granollers visitó el viejo Ciudad Jardín y Mike Davis, aquel americano que tuvo el incidente tan futbolero con Juanma López Iturriaga en una final de Liga ACB, encaraba vestuario en el descanso del encuentro que los enfrentaba al Caja de Ronda. En aquella época mi padre, mi amigo José Miguel Castillo y yo ocupábamos tres localidades tras el banquillo visitante, aquel día ocupado por Manel Comas.
Al pasar junto al fondo más cercano al vestuario, mis dos hermanos pequeños (ahora grandes y serios profesionales, uno de ellos padre de familia ejemplar), que por aquel entonces eran dos seres insufribles que hubieran hecho que Supernanny suplicara la resurrección de Herodes, apostados en la barandilla cercana al túnel comenzaron a gritarle al jugador referido: “¡Negro, negro, negro!”. La hercúlea figura del ex profesional de los Knicks se volvió con la misma cara de capturar rebotes hacia ellos y les respondió de forma contundente: “¡Blancos, blancos!”, y siguió su camino al vestuario mientras se partía de risa. Desde la lejanía, sólo vimos a Manel Comas sonreír tras su jugador, mientras mis dos hermanos corrían como conejos escaleras arriba, llorando como plañideras, gimoteando con el corazón en la garganta y con la firme convicción de no volver jamás a pisar un pabellón para ver un partido, circunstancia que mi madre maldijo durante varios años.
Anécdotas aparte, si el baloncesto ha tenido cierta cuota de pantalla gracias a personajes como Manel Comas o Paco García y sus ruedas de prensa, ¿qué nos queda? ¿Sergio Scariolo y sus diccionarios de sinónimos?, ¿Joan Plaza y sus novelas cortas?, ¿Aíto y su página web?, ¿o acaso Ivanovic y su gusto por la ópera? Me da igual, quiero que ascienda el Breogán con Paco García, que Manel Comas vuelva a la ACB y que sigamos disfrutando de todos los mencionados. Eso sí, puestos a evitar comportamientos indeseables, con mirar al fútbol ya estamos servidos, ¿o acaso es peor Manel Comas que el ‘bético de pro’ que acertó con la cabeza de Juande Ramos?
P. D.: Yo también pienso que Demetrius Alexander es negro… Y atlético… ¿Fraudulento? Ni sé lo que cobra, ni cómo se entrena, ni lo que se esfuerza. Ahora bien, sé que él también me ‘calificaría’ de blanco.
Publicado en www.basketconfidencial.com el 5 de marzo de 2007.