Frase que las madres han repetido más de una vez (al menos la mía), pero el final de temporada del Club Baloncesto Málaga no ha sido sino un reflejo de lo que habíamos visto durante el año. Cuando en situaciones deportivas se apela a las matemáticas o la heróica por sistema, me recuerda esa imagen de Yasser Arafat tembloroso en la ventana de la Muqataa bombardeada mientras hacía el símbolo de la victoria, parece que ni los que protagonizan la imagen se la creen.
El partido del domingo fue fiel reflejo de lo expuesto, no recuerdo un FC.Barcelona peor en mi vida (ni siquiera en infantiles), pero lo que tenía enfrente no le hizo ni sombra, algo que corrobora la idea de la temporada: un fracaso.
Ahora se puede optar por la solución fácil: echar al entrenador y que venga el sexto en siete temporadas, cambiar piezas y aumentar la lista de 62 jugadores que han vestido de verde en cinco años, pero el problema está mucho más interiorizado. Da que pensar que este club sólo tenga proyecto reconocido cuando el entrenador es lo suficientemente intervencionista, ambicioso y él sólo dinamita unas estructuras que no tienen un proyecto reconocido y capaz de ser vendido, explicado y/o impuesto al entorno o al que llegue a ocupar el banquillo.
Está claro que el primer equipo es la imagen, pero el club tendría que ser mucho más sólido y tener mejores cimientos. Que la plantilla no fuera coartada ni parapeto tras el que esconderse, que un propietario, una ciudad y una historia como la que tiene tras de sí el Unicaja están muy por encima de aquellos que tienen la suerte de estar en algún momento (incluso ahora) dentro de su estructura.
Tampoco hay que perder de vista que ya se cambió de Consejo de Administración, de Director Deportivo, de Presidente… hasta de escudo. Si tan claro estaba que “los entrenadores ya no iban a tener la sartén por el mango”, no entiendo como la plantilla se varió casi al completo al llegar Repesa a Málaga, entrando de golpe una gran cantidad de jugadores que compartían agente con el entrenador. ¿De quién es el proyecto?, ¿Presidente, Director Deportivo, Entrenador? Está claro que de ninguno, pero todos han intervenido y tienen responsabilidad, desde luego no es un proyecto de club.
Por aquí ya tuvimos la figura del Director General, aunque la experiencia Berdi Pérez resultara fallida (ni él estaba para eso, ni el club creía en esa figura) pienso que ha de retomarse. Que quién venga tenga un tiempo determinado para poder hacer un proyecto integral de club, que sea garante y responsable de esa idea ante el Consejo de Administración, que elija, exija y responda a Director Deportivo y Entrenador, naturalmente de sus actuaciones en cuanto a fichajes y resultados de la primera plantilla, y además tenga mando e intervenga en la cantera, para que tantos proyectos de jugadores que en teoría hay en Málaga o llegados desde los confines de la tierra a golpe de talonario para los equipos inferiores tenga reflejo de forma obligatoria en el primer equipo.
Con las atribuciones suficientes sería la figura visible, teniendo el Consejo tareas institucionales sin intervenir en temas deportivos, éstos quedarían en manos de la Dirección General, que sería responsable de las direcciones Deportiva y de Cantera. Vista la situación actual por un lado y el respaldo del propietario y la afición por otro, mejorar el estatus actual parece una tarea difícil, pero no imposible.