No fue el jueves pasado cuando el Unicaja dijo adiós a la mejor competición continental, ya que la imposibilidad de seguir en escena en la Euroliga llegó una semana antes, sabiendo que Panathinaikos al menos sería cuarto en el grupo de los malagueños, la segunda competición que se cierra en la temporada y aunque no pueda hablar de fracaso, tampoco creo que haya que romper en una atronadora ovación.
Por este año, portazo a los partidos internacionales, pero si queremos ver al equipo otra vez jugando en Europa, habrá que hacer algo diferente a lo que han desarrollado los chicos de Repesa, aún sin la consistencia necesaria para el entorno profesional donde han de plasmar su juego.
Si este grupo pretende merecer jugar el play off debe hacer algo más, competir siendo derrotado en Panathinaikos y en La Laguna (por citar las dos últimas salidas) es una entelequia. El estatus que dice el entrenador que no tiene es algo que se perdió hace mucho tiempo, no hace falta que él lo recuerde, la falta de dureza que se ve en la plantilla es la que puede condenar a este grupo de buenos jugadores a no cubrir las expectativas que se tenían. Puede justificarse todo, hablar que si dos competiciones, que si la ausencia de Dragic o Vázquez, que si los árbitros… pero que un equipo como el tinerfeño, con esa plantilla con nombres como Guillén, Richotti o Lampropoulos no baje de 24 puntos en tres cuartos de partido (y el otro también lo gane anotando sólo 14…) habla mal de la fiabilidad del equipo de verde, sobre todo porque la situación en la tabla no es nada idílica.
De aquí al final, al Unicaja le queda recibir a CAI, Valencia y Gran Canaria, junto con las visitas a Sevilla, Santiago y Barcelona. La pelea por acceder a las eliminatorias puede centrarse sólo en el Obradoiro o pudiera ampliarse a maños y canarios. Como se ve, todos rivales de esta mini-liga. Ceñir el objetivo a esto puede resultar más o menos pesimista, pero es el estatus que tenemos desde hace tiempo. No hace falta que lo recuerde a nadie, es más, si a esta temporada se le suma caer en la primera eliminatoria, hablar de fracaso no será ningún disparate.
No puedo pasar por alto otra cosa importante de esta aciaga jornada, junto con el pésame a Pellegrini por el fallecimiento de su padre y las derrotas tanto en fútbol y en baloncesto. Además de la ilusión del partido de hoy en Dortmund, no puedo olvidar al «Capitán» verdadero de este equipo: Bernardo Rodríguez, que celebró 500 partidos en ACB anotando 16 puntos. Lamentablemente fue con una camiseta que no es la que lleva el abanico en el pecho, pero hay que felicitarse. Sobre todo por demostrar que todavía tenía grandes momentos de baloncesto dentro y que no tenía que dejarlos pasar.