¿Ha completado el Unicaja una semana grande? La pregunta viene por cuatro victorias en los últimos cinco partidos, dos de ellas en un par de días. Tendríamos que elegir entre dos opciones: la primera es echar las campanas al vuelo, decir que todo eso llamado crisis ya no existe y que el equipo que todos queríamos ver aparecer ya está aquí. Que vencer fuera de casa en ACB y Euroliga es algo complicadísimo en medio de muchos días lejos de casa y que las nubes se alejan del horizonte del Club Baloncesto Málaga.
En la otra opción está que el equipo sólo gana ante conjuntos que están sin opciones en la Euroliga, siendo los dos equipos alemanes (Alba Berlín y Brose Bamberg) los más flojos del grupo, y que en ACB casi se le regala el partido al Blancos de Rueda Valladolid, que además no tenía a su mejor jugador (Othello Hunter) porque todavía esperan el aguinaldo. Pero del partido ante Asefa Estudiantes, mejor no hablar. Por lo tanto, siguiendo la opción dos, lo más normal es que el Zalgiris Kaunas (casi tan «tiesos» como en Pucela) y el Uxúe Bilbao pondrán en su sitio la hipotética evolución de este equipo.
Entre tanto, Jasmin Repesa habla en tercera persona de él mismo, y sigue pensando que el objetivo y el deseo de la prensa es que lo destituya la dirección del club, la cual contiene la respiración para que la racha se alargue y el desarrollo de la temporada vaya más por la opción uno (arriba indicada) que por la última que he mencionado.
El victimismo del que ahora hace gala el entrenador es algo que me resulta novedoso. No acierto a adivinar cuántos periodistas renuevan una carta a los Reyes Magos pasada de fecha en la que piden la destitución del bosnio-croata. Es más, desconozco en qué momento de nuestra existencia, las decisiones de quien gobierna el club se toman para dar conformidad a los deseos que se imaginan que tienen los miembros del cuarto poder.
La decisión que tomó en su día el presidente, Eduardo García, y que se encarga de corroborar el director deportivo, Manolo Rubia, ha provocado que el devenir de los acontecimientos en forma de resultados dejen atrás la evaluación del juego del equipo. Ahora mismo, tras la Copa del Rey, momento en el que se pasa la fecha lógica para el despido del entrenador y se aboga por tratar de salvar la temporada, no hay que dejar de decir en voz alta que los partidos que hemos visto tienen gran cantidad de momentos oscuros. No sólo el del Asefa Estudiantes, que en gran medida fue volver al «Pasaje del Terror» particular de este plantel que retomó los peores vicios y volvió a poner delante de todos los fantasmas que no se habían marchado. Sino que los triunfos tienen demasiados momentos oscuros, aunque lleve razón el entrenador diciendo que «la mejor medicina es la victoria». Lo cierto es que el comentario al final de cada uno de los últimos triunfos puede ser:» «¡Uf, menos mal!». Y agradecer que en los contrarios ha habido poco acierto al final de cada partido.
Ni mucho menos la temporada está salvada, y aunque estas victorias han de reforzar el ego del conjunto de la avenida Gregorio Diego, el juego que se ha visto desplegado no invita ni mucho menos al relax ni a la confianza. Los resultados de los contrarios pueden ser incluso beneficiosos para los objetivos que se pongan en el horizonte, sobre todo teniendo claro que ahora mismo, pensar en play off, sea en ACB o Euroliga, es más que complicado. Es pensar en salvar el deuvedé cuando la casa se está quemando. La situación actual dice que igual se pone a llover de forma salvadora para la estructura del hogar, pero realmente la solución más sensata pasa porque el cuerpo de bomberos esté cerca para sofocarlo.
Aunque no hubiera sido mala opción tampoco haber puesto las velas lejos de las cortinas, porque la idílica situación de principios de temporada necesitaba tener una base mucho más sólida que la inestabilidad mostrada. Y es que algo inevitable como los resultados ponen en tela de juicio la madurez mostrada por cada uno.