Tras veinte partidos oficiales jugados, creo que se puede realizar una evaluación del desarrollo del plantel actual del Club Baloncesto Málaga.
Aunque el último contacto del equipo con la afición no es ni mucho menos agradable, el equipo presenta un balance de 13 victorias (6 en ACB y 7 en Euroliga) y 7 derrotas (5 en la competición nacional y 2 en la europea), un valor numérico que no alcanza a la calidad exigida o por lo menos a la esperada.
Naturalmente, puedo repetir eso que ya sabemos, que si la plantilla es nueva, que si el entrenador llegó tarde, que si la lesión de Sergi Vidal€ Todo lo sabemos y nos lo hemos repetido, pero lo que vemos, de momento, no termina de convencer.
Decía el entrenador Jasmin Repesa antes del partido de Tel Aviv que el equipo necesitaba una victoria de fuste, en una cancha de las importantes. Lo cierto es que la victoria en Israel fue un espejismo, aunque tal vez no lo fuera, si hacemos memoria. Por aquí han pasado entrenadores como Bozidar Maljkovic o Sergio Scariolo especialistas en rentabilizar victorias en la Fase Regular que luego tenían poca repercusión en el resultado final de la temporada. Así que, al igual que el rendimiento de la plantilla no ha generado adhesiones inquebrantables y sin fisuras –sobre los resultados–, no nos ha llegado aún el fulgor que en otras ocasiones podíamos haber tenido.
De la plantilla tenemos jugadores que generan muchas dudas, algunos que empezaron bien y últimamente se han diluido y otros que aún están lejos de aquello para lo que se les fichó. Resultado: si algo hay que brilla por su ausencia es la regularidad.
No termino de creerme eso de que la plantilla no sea capaz de rendir en dos competiciones, sobre todo teniendo en cuenta que estamos en la primera fase de ambas. El tema de los viajes tampoco lo termino de entender, porque los partidos del domingo por la tarde (esos que acumulan las peores entradas de la temporada), frente a equipos tan poco sonoros como Asefa Estudiantes, UCAM Murcia o Bluesens Monbus Obradoiro, también han generado dos derrotas. ¿Dónde está el problema?
Si hacemos caso a las ruedas de prensa de Jasmin Repesa, el problema está en la actitud que al fin y al cabo, es una parte capital de la vida, aunque sólo con eso no basta. Es complicado justificar momentos de algunos choques para una plantilla que tiene ante sí una de las mejores oportunidades de su carrera de hacerse con una hoja de servicios de cierto brillo en el baloncesto continental. Él reclama también su parcela de responsabilidad, y sólo con lo que observamos del equipo en los partidos hay algo que falla, o que por lo menos no termina de cuadrar. Habitualmente, el equipo suele ser una moneda al aire en cuanto a rendimiento se refiere, y lo del juego interior es más que complicado, porque no ha habido una evolución lógica que abrigue un optimismo al que de momento no se han hecho acreedores.
Qué aún ahora haya que recurrir a un Carlos Jiménez prejubilado es el mejor indicador de un grupo donde hay muchos nombres por debajo de lo esperado y que sólo tiene en la figura de Augusto Lima una mejora en el rendimiento esperado. El problema es que las expectativas que generó el hispano brasileño estaban solamente en la utilidad de su estatus de cupo dentro de la plantilla.
Con casi el primer tercio de temporada consumido, el proceso de consolidación del grupo aún está aparentemente lejos, no se ha producido el esperadísimo idilio con la afición y el pabellón cada vez arroja las peores cifras de asistencia. Dándose por buena que las cifras de aforo entre ACB y Euroliga se igualen- a la baja, ni el juego observado ni los horarios de la tarde de los domingos invitan al optimismo por mucho que el próximo partido de ese horario (día 23 frente al FC Barcelona Regal) seguro que mejorará los guarismos. De momento, nadie está deslumbrando.