Emociones

4 Dic

Al final del mes de junio, ya escribí de la salida de Bernardo Rodríguez del Unicaja. Cuando se materializó el desacuerdo jugador-club incluso le dí las gracias en el título de la columna de opinión. El pasado domingo se produjo la esperada vuelta de Berna a Málaga. Fue raro, me resultó muy extraño verlo vestido de otro color que no fuera el verde, pero las cosas son así. Esto es un tema profesional y no tiene más vueltas. En la cancha, la presentación fue la esperada y la merecida, con una atronadora ovación que se quedó pequeña cuando su entrenador, el habitualmente visceral Óscar Quintana, tuvo el gran detalle de retirarlo de la cancha cuando quedaba un suspiro para acabarse el encuentro.

El partido trajo varias cosas accesorias aparte de la vuelta de Berna, el reencuentro del Unicaja con la victoria tras la mala imagen ofrecida tanto en Vitoria como en Siena, la ausencia de Kosta Perovic durante un encuentro completo, que desconcertó a todos, porque parecía el momento ideal para que se sumara al grupo mejorando la dinámica, la buena noticia en forma de minutos de calidad para Sergi Vidal, que debe ser crucial para la plantilla, y constatar nuevamente que el horario de domingo por la tarde no gusta. Si el público no va no es porque ha dejado claro que no le va ni el horario matinal ni el vespertino del último día de la semana. Los dos partidos jugados en casa el domingo por la tarde están entre las tres peores entradas de la temporada. Contra el UCAM Murcia se batió el récord negativo, aún con el maquillaje de cifras oficiales habitual, no se llegó a 5.300 espectadores.

Por lo demás, el partido fue malo, no ayudó a que se nos quitara la sensación de imperfección e inmadurez del conjunto de Jasmin Repesa y la plasmación de necesitar un endurecimiento mayor para que se puedan afrontar retos mayores, aunque guste la victoria en Israel, a estas alturas no creo que sea una base de progreso real. Estimo que el equipo tiene que dar un paso más y ser capaz de ganar a algún equipo que esté por encima en la tabla, algo que de momento no ha hecho en la Liga Endesa.

Lo mejor fue volver a encontrarme con el Capitán Rodríguez, y que éste recibiera el cariño de su público. De forma personal, me hubiera gustado que ya tuviera su camiseta retirada y que el «5» estuviera en el techo del pabellón, aunque él haya dicho que prefiera el homenaje una vez deje el baloncesto profesional, el detalle por parte del club, en mi opinión, hubiera sido mayor.

Será imposible encontrar otro jugador que tras haber empezado en Los Guindos haya estado presente en todos y cada uno de los mejores momentos del club, el momento emocionante vivido por todos tiene su lógica, él ha vivido la época más gloriosa en la que también ha tenido a su lado a otros compañeros de la cantera como Carlos Cabezas o Germán Gabriel u otros que aunque no fueran de aquí, los hicimos nuestros, como pudo ser Jorge Garbajosa.

Antes de él tuvimos otros símbolos, gente como Rafa Pozo, Dani Romero, Curro Ávalos o Nacho Rodríguez, pero alguien que haya aunado el éxito en el equipo de su casa, junto con poder ser un ejemplo para aquellos que quieran dedicarse a nuestro deporte, va costar casi una vida encontrarlo. Cuando aquellos dejaron el verde, teníamos en la conciencia que alguno venía detrás, creo que no existe ahora, por lo menos es lo que me ronda la cabeza. Mientras tanto, habrá que conformarse con lo vivido, incluido el pasado domingo. Ojalá vuelva pronto.

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