En estos días puede tener la sensación de que no puede salir de casa. Es solo una sensación: le voy a enseñar un truco de magia. Viaje sin quebrantar las normas ni dar una oportunidad al coronavirus. Viaje como llevan viajando más de cien años millones de personas. Vea cine. Está muy de moda ahora viajar a una Galaxia Lejana muy lejana, pero ese sitio ya no es lo que era. Se ha llenado de turistas y ya no se come igual.
Antes se viajaba mucho al lejano oeste, pero es una costumbre que las nuevas generaciones han ido dejando. Este es uno de los mayores regalos que puedo hacer a quien esté leyendo estas líneas: encienda su televisor, póngase su bebida favorita y viaje con John Ford o Howard Hawks a los ríos de ambos. Río Rojo en el caso del director tuerto, Río Bravo del que conservó ambos ojos. Si quiere iniciarse en el género puede empezar por El hombre que mató a Liberty Valance, también del maestro Ford. Pero el western no es un género solo de clásicos, en pleno siglo XXI, Open Range de Kevin Costner sigue la estela que reinauguró Sin Perdón.
Pero si no le apetecen sitios con tierra y caballos puede conocer París de la mano de Ernst Lubitsch con Ninotchka. Puede viajar a Freedonia con Leo McCarey, donde Groucho Marx hace de Quim Torra. Si quiere viajar, pero en el tiempo y sus paradojas, le voy a hacer la recomendación más rara de esta columna: Predestination de Michael Spierig con una genial idea de Robert A. Heinlein. Nunca habrá viajado así, en la paradoja temporal perfecta.
¿Que prefiere el mar e ir acompañado de niños? Súbase al barco del Capitán Blood al timón de Michael Curtiz, el padre de Casablanca. Si no hay niños o estos pasan los 7 Master and Commander es la última joya que el océano dio al cine de la mano de un magnífico orfebre, Peter Weir.
Si está belicoso le invito a un paseo cronológico por la guerra, desde Los Duelistas de Ridley Scott si está napoleónico perdido, flotando entre las trincheras de la Gran Guerra por los Senderos de Gloria de Kubrick, o de su hermosa nieta, 1917 de un acertadísimo Sam Mendes. Puede pasar por encima de la Segunda Guerra Mundial para conocer al hombre que salvó a Europa en El Instante Más Oscuro de Joe Wright. Si aleja el zoom, puede ir a Dunkerque del genio de Nolan o a las Cartas desde Iwo Jima de Eastwood. Sin olvidar Hasta el Último Hombre del maestro Gibson.
Si queremos volver al mar en guerra pero por debajo y con claustrofobia, Das Boot, el Submarino del hombre que hizo La Historia Interminable, Wolfgang Petersen. Sobre guerras más cercanas Black Hawk Derribado también del papá de Alien o El Francotirador de nuevo de la mano de Harry el Sucio.
Si quiere un viaje rebelde, casi incorrecto y fugitivo vaya a Londres con Match Point, pero no diga que es de Woody Allen. Si quiere viajar al Infierno también hay billetes, en El Corazón del Ángel , Alan Parker te presenta al Príncipe de las Tinieblas.
En fin, que hay viajes de lo más pequeño a lo infinito, del mundo cuántico de El Increíble Hombre Menguante de Jack Arnold, al inabarcable baile de galaxias de Interestelar de nuevo de Nolan.
Viaje sin salir de casa. Eso sí, aunque ya le he recomendado a Petersen, no vea Estallido no es ni buena, ni conveniente.