De la contradicción y los barcos de 1901

8 Dic

La revista Cuadernos del Rebalaje publica un número especial dedicado a las fotografías de barcos del Puerto de Málaga entre 1901 y 1916, tomadas por el gerente de la Industria Malagueña, Vicente Tolosa.

Una de las contradicciones más grandes de los últimos años es ver a todo un exconsejero de Cultura de la Junta como Paulino Plata conmemorar el bicentenario de la Farola y al mismo tiempo, hacer todo lo posible por desgraciarla, al alentar la construcción de el Espanto del Morro, el rascacielos que la desgraciará para los próximos siglos.

Si este disparate urbanístico sigue adelante, los malagueños que se acerquen al Palmeral de las Sorpresas y vean la torre de soez guardaespaldas de la Farola, se acordarán de todos los que defendieron el portento, ya fuera por convicción, pose o un plato de lentejas, que lo mismo da.

Tendremos que conservar en la memoria los tiempos anteriores al hotel del Puerto, igual que hay un antes y un después de la construcción del edificio de los Campos Elíseos en la falda de Gibralfaro. Habrá que echar mano de fotografías o tratar de imaginar cómo era la ciudad antes de que esta simbólica sucursal de Benidorm descendiera de los cielos para hacernos la peseta.

Quienes con efectos nada perniciosos para el paisaje indagan en el horizonte portuario de Málaga son los miembros de la Asociación de Amigos de la Barca de Jábega, que acaban de publicar uno de los números más bonitos de su revista Cuadernos del Rebalaje. Está dedicado a los barcos que arribaron y partieron del Puerto de Málaga entre 1901 y 1916 o si lo prefieren, entre el año en que naufragó el buque escuela Gneisenau y el de la inauguración de nuestro primer Museo de Bellas Artes.

La revista ofrece las inolvidables fotos del malagueño Vicente Tolosa, gerente de la Industria Malagueña, la fábrica textil de los Larios, que dedicaba su tiempo a ir cámara en ristre a fotografiar la Málaga de su tiempo, con especial atención al trajín de barcos del Puerto. Su sobrino bisnieto Gustavo Sánchez Gómez es un ejemplo de entrega y amor por el patrimonio, pues se encarga de preservar y difundir el tesoro fotográfico de su antepasado.

Gracias a la generosidad de Gustavo, que no es la primera vez que colabora con la revista, podemos hacernos una idea exacta de esa Málaga contemporánea de Joseph Conrad. De hecho, un guiño al escritor anglopolaco parece la portada, con el maravilloso buque escuela Calliope, de la marina real británica, que navegó por nuestras aguas allá por 1903. Por cierto que junto a la arboladura, al fondo, puede verse el perfil de la Catedral. Faltaban muchas décadas para que otro hotel nos desgraciara las vistas.

Fragatas, acorazados, corbetas, bergantines, faluchos, goletas… toda la fauna de los mares desfila por estas páginas, con fotografías profusamente comentadas. La revista cuenta además con el prólogo del historiador portuario por excelencia, Francisco Cabrera, con una introducción del propio Gustavo Sánchez y con un glosario para moverse bien por tan proceloso contenido. Una labor intelectual meritoria… y nada contradictoria.

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