Más de dos semanas después de la denuncia, el Ayuntamiento sigue sin limpiar el túnel del arroyo del Cuarto, en Carlinda, y sin cubrir el pozo junto al que juegan los niños.
La suciedad en la Antigüedad era una cosa seria, pese a la ausencia de envases de plástico. La prueba más evidente podemos verla en los pasos de cebra de Pompeya, esa ciudad en obras, detenida en el tiempo, que mientras reparaba sus heridas tras un terremoto de 15 años antes, el Vesubio despertó y la ahogó en cenizas.
En Pompeya pueden verse pasos de cebra a modo de hileras de bloques separados de piedra, como las rocas que se colocan para vadear un río, pensados para que los peatones se libraran de pisar la sucia calzada.
Pese a las alcantarillas romanas, por el suelo pompeyano debía de correr lo que no estaba escrito, incluidos efluvios y deposiciones que lo mismo eran de un mulo que de un ciudadano romano con unas copas de más. En resumen, que las calles a veces eran lo más parecido a un albañal.
Pero no hay que viajar al siglo primero antes de Cristo para contemplar este panorama. Incluso ahora, a las puertas de unas elecciones municipales, cuando todos los partidos nos prometen una ciudad más bella, sostenible y limpia, podemos toparnos con panoramas indescriptibles que, no obstante, trataremos de describir.
Y desde luego, no coge por sorpresa al Ayuntamiento, porque hablamos de un problema urgente que apareció en esta sección hace poco más de dos semanas, tiempo más que suficiente para que hubiera reaccionado.
Pero de momento no ha habido ni la reacción cutánea propia del enrojecimiento del rostro, cuando alguien contempla algo sonrojante.
Hablamos del tramo del arroyo del Cuarto que pasa por Carlinda. En la crónica del pasado 26 de abril alertábamos de la preocupante acumulación de porquería bajo el puente de la calle Padre Martín, una sarta de electrodomésticos despanzurrados y detritus que caían por un desnivel y llenaban de porquería el arroyo. Una reata de mastuerzos ha confundido este tramo con un estercolero y todos los vecinos pagan la burricie de unos pocos.
Pero lo más preocupante, al hilo de la muerte por accidente del pequeño Julen en Totalán, es la existencia de una suerte de pozo sin cubrir junto al colector grande del arroyo -este sí, cubierto-. Da la casualidad, y lo pudo comprobar el firmante, que junto a ese pozo juegan los niños .
Pues bien, más de dos semanas después de esta denuncia, la asociación de vecinos de Carlinda critica que todo sigue igual, como se puede comprobar en la foto. Si acaso, con más porquería todavía. Aunque el Consistorio se puso en contacto con los vecinos a raíz de la crónica, el estercolero continúa en el tramo y el pozo, lo peor de todo, sigue sin cubrir.
Ya no es una cuestión de campaña electoral sino de higiene y seguridad. El Ayuntamiento debe limpiar estos pocos metros del arroyo del Cuarto y cubrir ese pozo cuanto antes. Por reacción cutánea o si lo prefieren, por vergüenza torera. Ánimo.