De la tecnología y el cuajo institucional

25 Abr

Tanto adelanto tecnológico no ha permitido a los vecinos de Virgen de Belén averiguar a quién pertenece un jardín abandonado al pie de un bloque. La búsqueda dura ya cerca de 15 años. A ver si el Ayuntamiento le pone más ganas.

Vivimos unos tiempos que no habíamos vivido antes, lo que por otra parte es lo normal en la larga historia de la Humanidad. Aunque Luciano de Samosata fue el primero en imaginar que podíamos pisar la Luna, durante el siglo pasado su fantasiosa narración se hizo realidad.

Y si seguimos con los clásicos, comprobamos que si en la divertidísima novela romana El asno de oro un joven es transformado en asno por las malas artes de una hechicera, hace un par de años vimos que un mulo era capaz de llegar a la Casa Blanca.

Todos estos logros se quedan chicos con las nuevas tecnologías, que aunque nuevas, muchas de ellas ya tienen sus buenos veinte años.

Como ejemplo de su efectividad, hace un par de noches millones de españoles pudieron asistir en sus televisores, ordenadores, tabletas y minúsculos teléfonos móviles a las peleas de patio de colegio de nuestros líderes políticos, con lo que la sensación de sonrojo se extendió en millonésimas de segundo a través de todo tipo de dispositivos. ¿Quién hubiera imaginado semejante avance hace 30 años?

Todos estos logros y adelantos tecnológicos no han permitido, sin embargo, que los vecinos de la barriada de Virgen de Belén den con el misterioso propietario de una parcela que hoy es un peligroso jardín abandonado al pie de un bloque, en la calle Chico del Matadero.

Como lleva contando La Opinión desde hace tiempo, los vecinos, y en especial la expresidenta vecinal Virginia Rodríguez y un grupo de colaboradores, llevan cerca de 15 años buscando al propietario del jardín ignoto. Y lo increíble es que todo apunta a que sea una administración la dueña, con lo que se confirmaría que el cuajo institucional es un signo de identidad española tan nuestro como la bandera rojigualda.

La única que ha puesto un poco de interés por encima de la media en aclarar el entuerto ha sido Unicaja, que por lo menos ha rebuscado en sus archivos para descartar que sea la propietaria, pese a que la parcela perteneció a la Caja de Ahorros Provincial de Málaga, una de las que dio origen al actual banco en los años 90.

Pero la tenacidad de los vecinos persiste, por eso, como informó este periódico hace unos días, dieron con un documento notarial en el que la constructora dependiente de la Caja de Ahorros Provincial de Málaga cedía tres parcelas del entorno al Ayuntamiento, a mitad de los 80.

Los vecinos llevan mucho tiempo esperando que el Consistorio se desperece y le ponga más ganas. No estaría mal que la Gerencia de Urbanismo los recibiera y rebuscara en sus archivos, con solo dar a una tecla, por si resulta que la parcela ignota es una de esas tres cedidas hace unos 35 años al Ayuntamiento.

Atenderlos sería un gesto de justicia y de urbanidad largamente esperado en Virgen de Belén. Ánimo.

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