Con paciencia franciscana, el Ayuntamiento ha comenzado a acumular carteles de obras presentes y de hace más de una década en una ladera de Pinosol, para disfrute de los turistas y visitantes.
De la fugacidad de la vida también deja constancia la historia económica. Así, a comienzos del XIX, entre las regiones más ricas de España se encontraba Andalucía, mientras que Cataluña ocupaba los últimos puestos.
Sólo un perturbardo concluiría que se debió a la superioridad innata de los andaluces, pues por aquel entonces la riqueza se medía por las cosas del campo. La vuelta a la tortilla se produjo con la aparición de la revolución industrial: Los saltos de agua de los Pirineos propiciaron la electricidad y la instalación masiva de fábricas a Cataluña. La vecindad con Francia también ayudó.
Sin desmerecer de su carácter emprendedor, sólo un perturbado creería que se debió a la superioridad innata de los catalanes y no, en una importante proporción, al azar de la Geografía, como en el caso andaluz.
Está por ver cómo evolucionaría España si Extremadura, la región más asolada por la Renfe, se convirtiera en este siglo en el mayor productor mundial de grafeno, gracias a inesperadosyacimientos de grafito.
Pero si la historia económica también nos demuestra lo inconsistente que es la realidad y la fugacidad de la vida, hay un rincón de Málaga que no sólo se mantiene imperturbable sino que además va a acumulando estratos del pasado inmediato a cielo abierto.
Hablamos del barrio del Pinosol, entre Barcenillas y el Monte Gibralfaro. Será que a esa altura disminuye el oxígeno y resulta muy trabajoso realizar ciertas operaciones burocráticas. El caso es que en una ladera de la calle Pinosol se está forjando un modesto museo de la evolución administrativa de Málaga.
Porque las obras que el Ayuntamiento realiza ahora mismo para transformar un descampado en un espacio con parque infantil, gimnasio para mayores y aparcamiento en condiciones lucen ahora mismo dos carteles del mismo organismo, la Gerencia municipal de Urbanismo, a pocos metros, instalados con unos once años de diferencia.
Del primero de ellos ya hablamos en una pasada crónica. Se trata de un cartel que informa de unas obras que concluyeron en 2009, la continuación de la calle Pinosol, lo que permitió que el barrio tuviera una gran vía circular y aliviar sus problemas de tráfico.
Este cartel de una obras terminadas hace una década comienza a quedar descolorido, así que los conservadores de este improvisado museo deberían tomar medidas para preservarlo.
Por el contrario, a pocos metros el nuevo cartel que informa de las obras actuales luce relumbrante. Los dos paneles permiten además al visitante comprobar sus diferencias. El primero, el colocado hacia 2008, es escueto y se limita a informar. El segundo tiene un diseño más vivo, exhibe el lema Más barrios más Málaga, que no deja de ser una partida presupuestaria extra reconvertida en venturoso eslogan, e incluso se muestra educado: «obras, perdonen las molestias». De momento, las visitas son gratuitas.