Propiedad del comerciante más rico de la Málaga de finales del XVIII, esta maravilla de los Montes con decoración barroca y hechuras de mansión está en serio riesgo de extinción.
Los expertos todavía no se explican cómo un solo hombre, Edward Gibbon, que además murió antes de cumplir los 60, pudo escribir una obra tan monumental y detallada como la Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano.
Mil años se metió entre pecho y espalda el inglesito y todavía se lee con interés en nuestros días, más de dos siglos después de su publicación, algo que quizás no pueda decirse en el futuro de la obra de Dan Brown.
Es imposible saber de qué escribiría Edward Gibbon si viviera en nuestros días y si, en lugar de sobrellevar el clima londinense, se hubiera mudado a nuestra tierra. Pero no se podría descartar que don Eduardo se embarcara en una ambiciosa Historia de la decadencia y caída de los Montes de Málaga, cambiando las ruinas de los templos y acueductos romanos por las decenas de lagares de los Montes que hoy son pura ruina y se limitan a vegetar a la espera de su definitivo desmoronamiento.
Y entre los más representativos y a la vez, decadentes, se lleva la palma el Lagar de Jotrón, al que parece que le han caído encima las siete plagas de Egipto.
En el pleno de octubre de 2017, Málaga para la Gente presentó una moción, aprobada por unanimidad, para tratar de preservar este lagar y otros de los Montes. El de Jotrón, por cierto, perteneció al hombre más rico de la Málaga del último tercio del XVIII, el comerciante francés Juan Bautista Maury, con casa en la Alameda, varias viviendas en la actual zona de Barcenillas, fábricas y otras posesiones.
No es extraño que su lagar de los Montes se saliera de lo corriente y en realidad fuera una mansión suntuosa con una preciosa fachada con decoración barroca, una torre, patio interior y tres pisos; una auténtica casa de recreo adelantada algunas décadas a este tipo de construcciones en nuestra ciudad.
En su magno estudio sobre los Montes de Málaga, el historiador malagueño Manuel Muñoz ya nos dejó un panorama desolador por el estado ruinoso de la mayoría de lagares de la zona. De hecho, ahora mismo solo dos se encuentran en un estado más que digno: los lagares de Torrijos y Las Contadoras.
Por cierto, que una preocupante grieta recorre como una maldición parte de la torre de 14 metros del lagar de Jotrón, a la que le quedan tres telediarios.
El acuerdo del pleno, además de instar a la Junta de Andalucía (Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio) a cumplir con su deber de mantener y conservar este lagar, instaba a Urbanismo a estudiar qué lagares tenían interés patrimonial con vistas a que el área de Cultura creara una ruta de lagares.
Está por ver si toda esta maquinaria burocrática, puesta en marcha hace 15 meses, producirá algún fruto antes de que el lagar más cargado de Historia y majestuoso de los Montes de Málaga se nos venga abajo.
Este artículo es de la mayor oportunidad. La Málaga del siglo XVIII, y la del siglo anterior, es todavía muy desconocida, pero fue muy importante, como han demostrado los estudios de Aurora Gámez, Begoña Villar y Siro Villas, por mencionar algunos historiadores destacados. No deben perderse los restos arqueológicos ni la arquitectura de esa época.