Se abre una puerta a la esperanza con la mano tendida del alcalde a la plataforma ciudadana Bosque Urbano Málaga.
Por estos días se cumplen tres años desde que dos jóvenes periodistas lanzaron la propuesta de convertir los 177.000 metros cuadrados de la antigua parcela de Repsol en un bosque urbano.
En realidad, lo que hacían al lanzar esta idea era revertir la involución urbanística de estos terrenos, que habían pasado de estar planificados como una gran zona verde en el PGOU del 83 a, con el PGOU actual, dejar espacio para rascacielos, centros comerciales y viviendas en la zona de Málaga más saturada por la construcción.
En estos tres años la plataforma ciudadana Bosque Urbano Málaga se ha convertido en un movimiento que agrupa a miles de malagueños de todas las ideologías y colectivos de todo tipo. Una plataforma tan amplia y variada que ha logrado insuflar una dosis extra de conciencia ecológica en los acementados corazones de nuestros gestores públicos que, estamos seguros, si les dejaran transformarían parte del Coto de Doñana en una briosa centralidad con oficinas.
Porque ha sido la constancia de esta plataforma la que ha logrado, hasta la fecha, el compromiso de populares y Ciudadanos de aumentar las zonas verdes en Repsol, aunque la promesa todavía no se haya visto reflejada en el PGOU.
Además, tras año y medio de paciente espera, la semana pasada nuestro alcalde, Francisco de la Torre, al fin encontró un hueco en su agenda para recibir a la plataforma ciudadana.
De la Torre, por cierto, aventuró algo que ya dejó caer en el verano de 2016 el entonces concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez en La Opinión: Hay demasiadas viviendas previstas en todo el entorno de Repsol.
Al menos para un servidor, parece una salvajada proyectar alrededor de 5.000 viviendas entre el polígono de San Rafael y la zona de la EMT. Flaco favor a las generaciones futuras sería el llenar hasta los topes de viviendas esta linde entre la Carretera de Cádiz y la Cruz del Humilladero, los distritos más castigados por el urbanismo australopiteco.
El alcalde también dejó caer que se podía reducir la edificabilidad y potenciar las zonas libres en Repsol, con lo que, no sabemos si por proximidad electoral o por convicción, resulta evidente que la acción constante de este movimiento ciudadano sigue calando.
Resulta esperanzador, pero también muy loable por parte de Francisco de la Torre, el que quiera repensar, junto a Bosque Urbano Málaga, lo que se va a hacer en toda esa zona, además de en los terrenos de Repsol.
Sería la ocasión, piensa al menos el firmante, de plantear menos viviviendas y más oficinas en el polígono de San Rafael, con modernos edificios de arquitectura puntera con vistas… a un innovador bosque urbano de 177.000 metros cuadrados, todo un símbolo para la Málaga del siglo XXI.
A ver si los corazones políticos se ablandan y el cemento que los rodea se descascarilla. Sería todo un signo de modernidad.