En mayo de 2015, dos ingenieros técnicos de Diseño Industrial terminaron de recrear digitalmente el plano de Carrión de Mula de 1791 así como las murallas y puertas de la ciudad. El trabajo bien merecería ser publicado por alguna editorial, fundación o universidad.
Hace dos años largos que este periódico dio a conocer una de las investigaciones más bonitas y originales relacionadas con la Historia de Málaga. Arribó a buen puerto gracias a la paciencia y el buen trabajo de dos jóvenes ingenieros técnicos en Diseño Industrial, María Jesús Otaola y Fernando Fernández, que la presentaron como trabajo fin de carrera y por el que obtuvieron una matrícula de honor. Cinco años les costó completarlo.
Lo suyo fue un reto complicado porque tuvieron que compaginar sus innegables conocimientos técnicos con los históricos, ya que consistía en recrear digitalmente el plano de Joseph Carrión de Mula de 1791, el más antiguo que se conserva de nuestra ciudad y hacer lo propio, en tres dimensiones, con las murallas y las puertas de Málaga, gracias al proyecto de la UMA Trimálaga.
Hay que precisar que en 1791 quedaban numerosos tramos de muralla y buena parte de las puertas históricas de la ciudad, no sólo las de la vieja medina musulmana sino también las abiertas a partir de los Reyes Católicos.
Un trabajo, como se ve, ímprobo, el de sumergirse en esa Málaga cuya naciente alameda estaba cerrada por la parte del río Guadalmedina por el Castillo de San Lorenzo y cuyas ruinas salen hoy del olvido durante las obras (¿eternas?) de la Alameda.
El trabajo se repartió por los dos ingenieros técnicos de forma que Fernando Fernández se encargó de hacer un estudio comparativo del plano de Carrión de Mula con la cartografía actual, para comprobar que el plano del XVIII estaba algo desplazado de las coordenadas correctas.
Además, cogió el testigo del profesor Pedro Portillo, quien en 1972 reprodujo el plano con las técnicas de entonces e hizo lo propio y aportó el nombre de calles y monumentos, así como varias versiones en las que aparece la ciudad divida en parroquias, barrios y usos.
María Jesús Otaola, por su parte, se encargó de recrear las murallas y puertas de ese lejano año 1791, a base de indagar en los archivos en busca de textos históricos. Así que por esta obra desfilan (intramuros y extramuros la mayoría de las veces) las puertas de Granada, Buenaventura, San Francisco, Antequera, Puerta Nueva, Atarazanas, la de los Gigantes, Puerta de Mar, Espartería, la Puerta del Ángel y la de Puerta Oscura.
La esplendorosa puerta de Granada, por cierto, además de una fuente exterior llegó a contar con una capilla decorada con un cuadro de Tiziano, por lo que de noche era custodiada por dos soldados.
Los dos flamantes ingenieros técnicos sacaron su trabajo en papel para consumo propio y familiar y esta maravillosa obra duerme el sueño de los justos. ¿De verdad que ninguna editorial, fundación, universidad o administración se plantea rescatarla del olvido y darla a conocer a los malagueños?