Al contrario que en la vecina avenida de La Paloma, donde los ficus son un problema subterráneo, en 25 años de Paz se han buscado especies menos buscavidas y dejado las plazas para los árboles más grandes.
Los bloques de la barriada 25 años de Paz, cuyo paradójico nombre tiene resonancias más que bélicas, además de políticas, se levantaron sobre una antigua huerta, la de Miguelón, frente a la Tabacalera, un complejo de edificios este que todavía en los años 40 estaba rodeado por completo de huertas.
Los vecinos más antiguos, los que empezaron a ocupar las viviendas a finales de 1965, todavía recordaban la noria de esa antigua huerta, terrenos en los que los niños también organizaban partidos de fútbol con porterías de quita y pon.
En esa primera hornada de 25 años de Paz abundaron los vecinos de El Perchel -cuando ya asomaban las obras de la Prolongación de la Alameda- y de la Esterquera, el núcleo de chabolas próximo a Dos Hermanas. Por cierto que Dos Hermanas es un barrio casi contemporáneo de esta barriada de Huelin con la que guarda muchas similitudes, no sólo en el tamaño y aspecto de los bloques, sino también en su distribución, pues los dos tienen una disposición algo laberíntica, sobre todo si el visitante no cuenta con un hilo tan apañado como el de Ariadna.
De lo que este acogedor barrio se ha librado es de una intrincada red subterránea de raíces de ficus, al contrario que en la vecina avenida de La Paloma, cuya doble hilera de ficus ha sido objeto de crítica de los vecinos porque nunca llaman antes de colarse en las bajuras de sus casas.
Por contra, en las calles de 25 años de Paz se ha buscado y así luce al menos en este siglo, una distribución más racional de las especies, por eso, en las calles peatonales abundan los modestos naranjos y cuando se trata de plantar árboles con vistas a que aporten sombra, el Ayuntamiento ha echado mano de los brachichiton, aunque como la del ciprés, su sombra solo sea alargada.
En las plazas sí que se ha permitido que crezcan soberbios ejemplares de ficus, en especial uno de los que da sombra y asombra junto a la calle Comandante Román, que está acompañado por una altiva palmera washingtonia. Lástima que la estampa de poderío vegetal se truncara ayer por la presencia de un somier apoyado en el tronco.
También merece una visita el ficus que crece a sus anchas en la plaza dedicada a Ricardo de Orueta Duarte. En resumen, que pasaron los 25 años de Paz y hasta otros 25 y este rincón de Huelin nos está dejando estupendos ejemplares, confiemos que sin muchas raíces buscavidas.
A las bravas
Hace unos días, en la calle Matagallo del Cerrado de Calderón, un desconsiderado anónimo sin ganas de complicaciones dejó junto al contenedor de basura la enorme puerta de un garaje. En caso de cambio de puerta de garaje, lo más civilizado es pedir que se haga cargo de la antigua la empresa instaladora.