Si obviamos las pintadas majaras de inspiración satánica, el Ayuntamiento ha dado un paso de gigante con la buena marcha de una pérgola cubierta con enredaderas en esta zona verde. ¿Será el camino a seguir o una pérgola no hace verano?
Muchas películas de terror suelen caer en la vieja táctica del montaje sorpresa, que nada tiene de sorprendente, y que consiste en tratar de que el corazón del espectador dé una voltereta (o voletío) cuando se topa de golpe con una presencia desagradable, ya sea una persona en descomposición que le cae encima detrás de una puerta, un vampiro o una presencia demoníaca.
Estos sustos de golpe están a años luz del miedo psicológico de algunas películas de Hitchcock, aunque en Psicosis no se privara de darnos el susto padre con la madre de la mecedora que estaba en los huesos.
A años luz del terror psicológico se encuentran unas pintadas de innegable sustrato majara que pueden contemplarse en las columnas que sustentan la pérgola del parque de La Paloma, la loma que hay junto al Centro Comercial Rosaleda, entre la calle Montserrat Roig y la avenida de Simón Bolívar.
En una de ellas, el majara anónimo anuncia que Jesucristo ha muerto y la verdad, se trata de un acontecimiento anunciado hace unos 2.000 años por los Evangelios; a este respecto, véase cualquier procesión del Santo Sepulcro en España, luego no parece ninguna novedad; pero la obviedad es a continuación sazonada con un viva a Satán y en pintadas sucesivas que mancillan las columnas suelta cosas como «Aquí vivo yo, Satán 666».
Idas de olla aparte, se aprecia cierto sustrato intelectual en una de las pintadas seudosatánicas, en concreto en «Muérete, véndeme tu alma», que evidencia que su autor, o conoce el mito de Mefistófeles o está versado en el pantagruélico universo de Halloween.
De cualquier forma, un paseo por estas columnas cargadas de cuernos evidencia que el Ayuntamiento de Málaga, aunque sea de forma aislada, de vez en cuando siente compasión por tanta pérgola vacía de contenido en los parques de nuestra ciudad. Por eso, la del parque de la Paloma es de las pocas de nuestra ciudad ( a la sazón, capital de la Costa del Sol) capaz de proteger al paseante de los rigores del Lorenzo. Y todo gracias a dos buganvillas que trepan por las alturas y en el futuro cubrirán toda la estructura.
Se trata de una medida muy razonable, sobre todo porque el parque de la Paloma es una de las zonas verdes con más solanera por metro cuadrado en Málaga. Sólo hay que subir la loma y otear la planicie de cemento o material similar a lo que hay que sumar la presencia (raquítica) de varias hileras de lo que parecen naranjos. Por ahora, dan la misma sombra que una antena de radio (radio de bolsillo, de las que algunas personas mayores todavía exhiben en La Rosaleda).
Así pues, para contrastar parque tan desértico, con la excepción de los verdes laterales que descienden en suave pendiente, por lo menos una pérgola municipal frena la insolación… lástima que no frene a los abonados al 666.