Sólo las próximas elecciones municipales, tiempo de gestas locales inesperadas, puede levantar la moral a los vecinos de la calle San Félix Cantalicio y su selvático solar.
Año arriba año abajo, en 2116 se conmemorará el quinto centenario de la muerte -más o menos por la misma época- de Miguel de Cervantes y William Shakespeare, dos escritores sin los que la novela moderna y la serie Juego de Tronos nunca habrían sido posibles.
Los expertos en gestión administrativa local aventuran que, por esas fechas tan lejanas del quinto centenario estará próximo a limpiarse el solar que, desde hace cuatro años, padecen los vecinos de una promoción de IMV del Ayuntamiento. De sus cuitas lleva dando cuenta este periódico desde 2015, cuando se pusieron en serio a reclamar al Consistorio la limpieza subsidiaria del local, habida cuenta de que, pese a que no llega ni a campo de fútbol -si acaso de fútbol sala- en realidad pertenece a cuatro propietarios distintos.
La limpieza de solares en estado selvático es una tarea que no se realiza atendiendo a las necesidades de quien lo soporta sino a complicados cálculos que nadie ha podido desentrañar y que quizás tengan que ver con las fases lunares, las mareas o las glaciaciones.
Como algunos lectores habrán adivinado, la odisea burocrática malaguita la padecen los desdichados vecinos de un bloque del Instituto Municipal de la Vivienda, inaugurado en 2014 en la calle San Félix Cantalicio, a espaldas de la plaza de Capuchinos y el Colegio Divina Pastora.
La paradoja es que todas las dificultades para limpiar de forma subsidiaria el local se esfumaron cuando el bloque se inauguró, porque el terrenito fue adecentado para que el alcalde no tuviera que adentrarse por el Matto Grosso con Frank de la Jungla sino visitar la nueva construcción en Capuchinos.
Demostrado queda que cuando el Consistorio se lo propone puede limpiar el solar que le venga en gana, aunque no sea de su propiedad. El problema es que no se lo ha vuelto a proponer más y las ratas campan a sus anchas. En estos tres años sí ha movido hilos suficiente para que al menos uno de los propietarios haya adecentado su parte poco antes del verano, pero quedan los otros tres así que el problema tiene visos de eternizarse.
A los vecinos sólo les queda confiar en las próximas elecciones municipales, la palanca que pone en marcha los deseos que el resto de la legislatura permanecen estancados, ligados al vuelva usted mañana. Por eso, no pierden la esperanza de que en los próximos meses se produzca el milagro, aunque no sea en jueves.
De cualquier forma, también llevan tres años pidiendo que se hormigone o cubra de alguna manera para que no se repita el espectáculo selvático. Muy cerca de ahí, en la Carrera de Capuchinos, una parcela tiene estas características, se usa de aparcamiento y ha puesto a raya a bichos y demás parientes. Tiempo hay hasta el quinto centenario del deceso de Cervantes.