Pérgolas vacías, también en Hacienda Cabello

29 Sep

Es un misterio que, gobernando el mismo partido desde hace 23 años y con un ingeniero agrónomo de alcalde, en Málaga se instalen decenas de pérgolas para dejarlas sin cubrir.

Ayer, un reportaje en este periódico informó de lo mal que lo están pasando por los atascos de tráfico los vecinos de Hacienda Cabello -cerca de Castañón de Mena, en la subida ya al Puerto de la Torre-.

La causa: han comprobado lo elástico que es el tiempo pero también los compromisos, pues los encargados de construir más de 900 viviendas en una parcela vecina que en su día perteneció a construcciones Vera y a los militares, informaron de un impepinable corte de tráfico de 13 semanas en la zona que ya va por 26.

A no ser que hayan encontrado los restos de un casino tartésico, nadie entiende a qué viene tanto retraso, en una parcela en la que sólo están abriendo las primeras calles, sin entrar en más honduras ni plantar bloques.

Enigmas del urbanismo malaguita aparte, el riesgo de insolación en el veranillo de San Miguel, que hoy precisamente celebramos, llega a su apogeo gracias a la última innovación tecnológica de nuestro Consistorio. Se trata de una instalación con visos de perpetuarse en nuestros barrios consistente en una estructura desnuda de hormigón o cualquier otro material resistente, pintado de blanco y que consiste en cuatro soportes y varias vigas también desnudas como techado (es un decir).

El modelo,que podría ser exportable a otras ciudades que deseen potenciar el atracón de vitamina D, se conoce como la pérgola malaguita y está considerada, junto con la Doncella de Hierro, uno de los más avezados instrumentos de tortura desde el Medievo.

La paradoja es que las nuevas pérgolas de Hacienda Cabello se levantan en un rincón del barrio que antes acogía una caseta destartalada con la intención de darle un nuevo aire al lugar y construir un pequeño parquecito. Llegó el parque, algún banco y un par de jacarandas todavía en la mocedad, capaces solo de dar sombra a los caniches, así que durante buena parte del año, para evitar insolaciones, nadie pisa el parque hasta que el sol no ha tomado las de Villadiego.

El pasado miércoles, los vecinos se lamentaban de que el Ayuntamiento se haya gastado dinero público en una pérgola que sólo sostiene su propia estructura, sin que se destine para lo que fue fabricada: proporcionar sombra. Además, uno de ellos alerta de que ni siquiera están bien hechas y ya se observa como alguna de las vigas se comba, no sabemos si de vergüenza ante su propia inutilidad.

Es un misterio por qué un Consistorio que lleva gobernado por el mismo partido desde hace 23 años, y que por tanto no es novato, dirigido además desde hace 18 por un ingeniero agrónomo, no se cae del guindo y pone parras, enredaderas de glicinias o en su caso, techa las desnudas pérgolas que ha distribuido por toda Málaga. No necesitamos una explicación racional, porque quizás no la haya, sino vegetal. Suerte.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.