Árbol centenario, una profesión de riesgo

22 Sep

En abril, los vecinos de Limonar ya mostraron su preocupación por el ficus del Paseo de Sancha, 56, al que le van a construir un bloque en una parte del jardín y acaba de perder una rama.

Dentro de cien años, y eso es porque hay que ser optimistas, de nosotros no quedará ni el peluquín. En la Málaga de 2128 hay que suponer que seguirán en pie la Alcazaba, la Catedral y confiemos en que no haga lo propio el hotel rascacielos del Puerto, debido a que algún político con cabeza haya dado carpetazo a tan impactante proyecto.

Lo que ya no es tan seguro es que nuestros ficus más longevos sigan en pie, y no porque hayan llegado al límite de su vida, sino porque, posiblemente, antes de alcanzar el tope de edad la gestión municipal se los habrá llevado por delante.

El pasado 13 de septiembre una vecina alertaba al autor de estas líneas del «ruido aterrador» que sobre las 7 de la tarde se había escuchado cuando se desplomó una de las grandes ramas del ficus centenario de Villa Trini, en el Paseo de Sancha, 56. En abril de este año, La Opinión ya recogió la preocupación de la asociación de vecinos Limonar-Caleta por el futuro de este árbol protegido. En el lateral del solar que asoma a la calle Rafael Pérez Estrada hay proyectado un bloque con aparcamiento en semisótano, proyecto de la promotora granadina Nuovit.

El presidente de la asociación de vecinos, Fernando Martín Mandly, reclamó entonces al Ayuntamiento «que se respeten el árbol y sus raíces». El director de Parques y Jardines, Javier Gutiérrez del Álamo, tranquilizó a los vecinos asegurando que el proyecto había sido modificado, precisamente por el interés del área municipal en preservar el árbol, así que el bloque deberá estar separado del tronco 17 metros, cuando el PGOU establece 15. Para curarse en salud, comentó, el Ayuntamiento realizó cinco catas a metro y medio de profundidad y no encontró raíces, por lo que el semisótano no lo dañaría. La promotora hizo lo propio y dio garantías de que el árbol sería respetado «completamente».

El Consistorio asegura ahora que la caída de la rama (más bien ramón) se ha debido a causas fortuitas, pero los vecinos, como es lógico, están con la mosca detrás de la oreja, porque ya es casualidad.

Cuando hablamos de una joya botánica, lo mejor es incordiarla lo menos posible. El solar en cuestión contaba con un chalé que miraba al paseo marítimo y que fue demolido. En ese hueco sí tiene sentido construir viviendas, como ya está proyectado, pero hacerlo también en un espacio que antes era zona verde y, a fin de cuentas, atosigar al ficus, no parece lo más sensato.

Pero el sentido común no juega en la liga urbanística malagueña, en la que lo primordial es rebañar espacio para sacar más beneficios.

Hacen bien los vecinos del Limonar en preocuparse y tendrá que tomar medidas de seguridad el Ayuntamiento o la promotora para que, el día menos pensado, una rama no termine en el salón del futuro bloque. En fin, que en Málaga no dejan los árboles en paz y luego quieren que lleguen a viejos. Del 2128, ni hablamos.

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