Ahora más que nunca se aprecia el estupendo trabajo de restauración de la Hermandad del Rocío de Málaga en el compás de las clarisas, en La Trinidad.
Hace unos días, esta sección se dio una vuelta por la calle Covarrubias, que al contrario que su pariente madrileña, lejos de ser una calle pudiente y reluciente, contiene buena parte de la roña acumulada en Málaga desde la llegada de las tropas napoleónicas hasta estos días de Feria.
Como vimos, el principal elemento de la calle es la puerta trasera de la iglesia de la Santísima Trinidad, la del convento de La Paz, transformada en una falsa imitación de Jackson Pollock por obra y desgracia de unos sandios con spray.
Es vecino el convento de La Paz del antiguo convento y cuartel de La Trinidad, donde, hace unos días, el consejero del ramo -y uno ha perdido la cuenta de cuántos han realizado el mismo rito- anunció un innovador proyecto cultural para el convento trinitario que, confiemos, sea el último después de una larga ristra de promesas incumplidas por la Junta.
Ajeno a esos políticos que prometen que todo lo «pondrán en valor», el convento de La Paz sí que ha vivido una pequeña pero importante mejora. Pero antes, un inciso: Como comentábamos hace poco, el hecho de que esté tan pegado al antiguo convento de la Trinidad y a que la parroquia sea la de la Santísima Trinidad hace que muchos malagueños los confundan.
No es ninguna casualidad, el convento trinitario fue cerrado en 1835 con la exclaustración forzosa que convirtió a los trinitarios calzados en sacerdotes normales y corrientes, a las órdenes del obispo de Málaga. Sin embargo, después de dos años en silencio, la iglesia del convento reabrió en 1837 y estuvo abierta al culto hasta que el ejército la cerró y reconvirtió en dormitorio y comedor en 1853.
El responsable de que estuviera abierta esos 16 años, el presbítero Rafael Rodríguez, fue quien hizo posible que en los antiguos terrenos conventuales, justo al lado, se construyera una iglesia con el mismo nombre así como el convento de clausura de las clarisas de Nuestra Señora de La Paz, para albergar a estas religiosas, cuyo convento había desamortizado y demolido. Los dos edificios se inauguraron en 1862, el mismo año de la llegada de Isabel II a Málaga, que visitó a las clarisas.
Pasó el tiempo, en la Calzada de la Trinidad las casas mata fueron sustituidas por bloques y el complejo decimonónico entró en declive.
La mejora, a ojos vista, es la que podemos disfrutar gracias a la Real Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Málaga, que al instalar su sede restauró cerca de la mitad del precioso compás conventual.
Si bien por fuera la fachada recta luce espléndida, por dentro se puede apreciar muy bien la parte restaurada por la hermandad y la que está a la espera de una iniciativa similar, que complete la obra. En la parte por recuperar, una declaración de amor en forma de pintada a cierta «Viryi». El amor todo lo puede.