Un paso de montaña sin aceras ni alumbrado en el Camino de Colmenar es lo que tienen que atravesar los vecinos del barrio, que se juegan el pellejo si quieren ir a pie al Centro. El día que pongan luz y aceras quizás se abran las aguas.
En toda esta aventura, lo que se echó en falta fue todo ese recauchutado que se colocan los jugadores de fútbol americano por el cuerpo; en este caso para intentar repeler las caricias de los coches.
Pasados unos años del último paseo a pie desde el Centro a Monte Dorado, porque para las insensateces hay que darse un tiempo, esta sección repitió el pasado martes lo que nuestro Ayuntamiento podría ofrecer al mundo como un deporte de alto riesgo urbano.
Pero no sólo el autor de estas líneas, sino muchos vecinos que deciden ir a pie desde Monte Dorado al Centro o viceversa se juegan literalmente el físico.
Y no hablamos de un barrio cortado a destajo por una insalvable autovía. Precisamente el túnel de Monte Dorado permite a la avenida de Guerrero Strachan enlazar con la ronda Este sin consecuencias.
El problema está en el Camino de Colmenar, porque ningún obstáculo tiene la calle Cristo de la Epidemia. Pero es pasar el aparcamiento donde confluye la calle Decano Ignacio Alaminos y el peatón debe ponerse su traje de fútbol americano, pues en la primera curva descubrirá que no hay acera y deberá atravesar un terrizo y, como pueda, contorsionarse para no tragarse una fatídica palmera, plantada para hacer la vida más peligrosa a quienes van por la vida a pie, mientras los coches no dejan de pasar.
Las cosas, sin embargo, se ponen feas de verdad cuando, retomada la acera, el peatón deja atrás las urbanizaciones Balcón, Pinares y Jardines de Olletas. La parada del 37, la línea que enlaza el barrio en autobús deja paso a un cerro cortado por la carretera en la que, a ambos lados, sólo hay espacio para un cuneta por la que bajan –es un decir- hojas y restos de basura, muchas de ellas arrojadas desde la ventanilla de los coches.
En todos los años transcurridos desde que se abrió el Camino de Colmenar, ninguna administración ha tenido a bien comer algo más al cerro para dejar pasar, al menos, una acera por alguno de los dos lados. El resultado son unos 250 metros de vértigo, en los que lo más prudente es meterse en la cuneta, no vaya a ser que el peatón se lleve de recuerdo un espejo retrovisor. Si a esto añadimos que en el tramo no hay farolas, ya está la gracia completa.
Así que toca saltar a la cuneta cuando un coche se aproxima demasiado a la curva de este paso de montaña.
Es más que probable que algún desbarajuste burocrático impida por algún motivo absurdo no plantar la acera en este mismo lustro. Los miles de visitantes que se aventuraban a pie desde la parada de la línea 2 hasta el Jardín Botánico de La Concepción también experimentaron una situación parecida de desnortamiento administrativo.
Alcanzar una acera colocada por Emasa, en las proximidades ya de la barriada, es decir adiós al riesgo de atropello. Lo dicho, un deporte de riesgo elevado.
Que vergüenza de administraciones!
Desde campanillas a soliva pasa lo mismo no hay aceras ,mis 2 abuelos murieron atropellados en el tramo de famadesa a lo que hoy es soliva el que menos hace 25 años y la zona sigue igual ,si quieres ir de paseo saca un seguro de vida para que al menos la familia saque algo de una muerte por atropello ,esa es mi indicación a los vecinos de monte dorado y por favor si van a pie desde su barrio por esa zona dejen sus hijos en casa las tragedias infantiles son el trago mas duro en la vida de los padres .
Y no digamos el estado del asfalto, sobre todo en el carril que desciende hacia el centro, lleno de muchisimos pequeños baches que se hace peligroso transitar con una bicicleta, amen de que es un paso obligado para muchos de los ciclistas que bajan de la Reina. Malaga abandonada por Paco de la Torre y nuestra queridisima Susana.