El barco de recreo que embarrancó el domingo junto al arroyo Jaboneros evoca una de las teorías sobre el nombre del barrio de El Palo.
La llegada por sorpresa el pasado domingo, hacia la una de la tarde, de un barco a la rocosa playa de Las Acacias, en concreto a la misma desembocadura del arroyo Jaboneros, sorprendió a todos los bañistas y paseantes que, como mucho, sólo se esperaban que rompiera el horizonte y la tranquilidad de la jornada una de esas petardeantes motos de agua (el día que sean silenciosas supondrá un gran salto para la Humanidad).
La estampa del barco del recreo encallado en la orilla, mientras desde el puente nuevo todo bicho viviente inmortalizaba el fiasco náutico con sus móviles, con el fondo de un mar de azul intenso encabritado y puñetero, parecía la versión moderna y motorizada del mito fundacional del vecino barrio de El Palo.
Porque como todos saben, los orígenes de todos los pueblos se fundamentan en mitos, y si no, que se lo pregunten a los arcaicos nacionalistas vascos de no hace tanto, que creían a pies juntillas que descendían de un nieto de Noé, por no hablar de Rómulo, Remo y la loba nodriza.
También de las brumas históricas de un barrio como El Palo surgen leyendas de difícil comprobación pero que aclaran algo tan enigmático como su nombre.
Dos son las corrientes que lo explican, la primera echa mano de Palos de la Frontera y concluye que su nombre, como elpueblo onubense, viene del latín palus (laguna). El problema es que, hasta la fecha, no se han documentado lagunas ni marismas en la zona. Lo más parecido fueron las vecinas lagunas de agua salada de primeros del siglo XX en la que luego sería la playa de los Baños del Carmen, formadas por los envites de las olas en los restos del demolido puerto provisional, construido a finales del XIX para trasladar las rocas para el puerto nuevo.
¿Se formó algo parecido en El Palo siglos antes? No parece que una zona, presumiblemente desierta durante siglos, haya conservado su nombre en latín contra viento y marea por esta causa.
La segunda teoría, más novelera pero más plausible, explica el nombre del barrio por el barco que encalló muy cerca de la orilla, en un siglo indeterminado, tan cerca que la embarcación quedó cubierta por las aguas salvo el palo mayor, que sobresalía de forma llamativa .
Si esto es así y sólo sobresalía un palo, se trataría de una embarcación bastante modesta, así que habría que descartar goletas, corbetas, galeones y cualquier barco con empaque.
El solitario palo sobre las aguas hizo que la playa fuera conocida como la playa del Palo y por extensión, el barrio de pocas casas que habría por la zona, pues en unas costas azotadas por piratas, lo sensato era vivir en núcleos relativamente grandes.
El barco del domingo, de un solo palo, embarrancado por los elementos, entronca pues con el origen mítico e incierto del barrio, aunque esta segunda teoría tenga algo más de sustento. Buena travesía semanal.