En esta calle vecina del Camino de San Rafael sobrevive una hilera de casas mata, las primeras de la zona, cuando en el entorno sólo estaba edificada la prisión provincial.
Las más detalladas y tempraneras fotografías aéreas de Málaga, las de 1956, nos muestran la prisión provincial en medio del campo, cuando la Cruz del Humilladero marcaba, a grandes rasgos y con pequeñas excepciones, el final de Málaga.
No existía, por supuesto, la avenida de Juan XXIII porque todavía no había llegado al Vaticano este papa que lo cambió casi todo, aunque sí parte de esta carretera que era casi de circunvalación de Málaga, y sin que hubiese huella aún de los depósitos de Repsol aunque sí de la finca La Cordobesa.
A un tiro de piedra de la cárcel, el reducido grupo de malagueños que vivía en unas casas mata en la calle que hoy recuerda al pueblo de Teba debían de sentirse con toda justicia en el Lejano Oeste. Bastaba con atravesar unos sembrados para plantarse en la prisión provincial, algo que hoy cuesta unos cuantos semáforos.
El avance de Málaga en estos sesenta años ha hecho que sólo las fotos aéreas y los planos nos permitan orientarnos en lo que hoy son las inmediaciones de las placas tectónicas urbanísticas de la Cruz del Humilladero y la Carretera de Cádiz, las que se planificaron con menos tino, (y aguarden la riada de viviendas que lloverán sobre el Polígono de San Rafael y los terrenos de Repsol).
En una estupenda novela gráfica del neoyorquino Will Eisner, La avenida Dropsie, se refleja a la perfección la evolución de la Gran Manzana desde sus inicios como aldea hasta su conversión en megalópolis. También en las páginas de la avenida Dropsie hay edificios del pasado encajonados entre los nuevos que llegan.
Algo así se aprecia, a una escala más modesta, en la calle Teba. Las casas mata de las que hablamos, las construcciones más veteranas de este rincón del Camino de San Rafael se han quedado como exóticos cuerpos extraños junto a los bloques posteriores.
Asombran al paseante estas modestas viviendas, entre la calle Alozaina y el Camino de San Rafael. La mayoría de ellas están ya tapiadas, a la espera de su final. Muchas cuentan con terracitas y patios traseros más holgados que dan a una callejuela dedicada al río Bernesga, que como todos saben es un afluente del Esla
Precisamente en esta calle ribereña se aprecian bien las vetustas paredes encaladas, que por la calle Teba están cubiertas hasta arriba con azulejos. Una pintada trasera está fechada hace cinco años, otra da vivas a la Legión y es como si visitáramos un museo de tiempos mucho más modestos en los que el campo se veía sin barreras.
Agua y deporte
A comienzos de semana ya llevaba unos quince días sin dar ni gota de agua la fuente que acoge a paseantes y deportistas en la antigua explanada del tranvía, en El Morlaco.