María Rosa Navarro, columnista de La Opinión durante siete años, convirtió al astronauta Pedro Duque en personaje literario de la mano de cuatro jóvenes lectores.
Durante siete años, desde 2010 a 2017, María Rosa Navarro ha compartido cada viernes sus vivencias con los lectores de La Opinión.
Esta licenciada en Historia Medieval y arqueóloga ha sido una de las columnistas de este periódico. En su primera cita con los lectores nos habló de San Agustín, pero por sus columnas han pasado las situaciones, anécdotas y recuerdos más variados. Retazos de una mujer ejemplar, madre de familia, que a partir de los 40 años empezó a estudiar dos carreras y logró entrar en el Ayuntamiento de Málaga, primero como arqueóloga y luego, tras ganar las oposiciones, como bibliotecaria municipal.
La de María Rosa ha sido además una carrera literaria intensa y fulgurante que, nueve años atrás, cuando el autor de estas líneas le dedicó un reportaje, ya le había deparado medio centenar de premios, pues tenía en su haber dos centenares de cuentos y cerca de una decena de novelas.
María Rosa es una persona que en Estados Unidos ya sería una autora y conferenciante de éxito y, en cualquier parte del globo, alguien de quien tomar ejemplo. Y como acabamos de hablar de Estados Unidos y de nuestro planeta, hora es de recordar una de sus aventuras más bonitas, en la que estuvo acompañada por Carmen, Isaac, Alejandro y Rubén, cuatro jóvenes que hoy rondarán los treinta y pocos años pero que, en el momento de la aventura tenían 11.
Porque el mundo estaba a punto de cambiar de siglo cuando a la biblioteca municipal Dámaso Alonso de Ciudad Jardín se acercaron estos cuatro niños y le pidieron a María Rosa, la bibliotecaria, el mismo libro.
Como sólo había un ejemplar, les propuso leerlo juntos a través de un taller de lectura. Y de la lectura los niños pasaron casi enseguida a la escritura, así que durante año y medio fueron creando lo que luego sería el libro conjunto Los 4 de la Nasa, en el que los cuatro niños cuentan sus andanzas para viajar desde Málaga a la sede de la Nasa y allí localizar a su ídolo, el astronauta español Pedro Duque.
Lo bonito viene ahora porque el grupo del taller consiguió el correo electrónico del astronauta en Houston y se carteó con él en seis ocasiones.
Pedro Duque, recordaba María Rosa, se mostró encantador con ella y los niños y les agradeció que le hubieran convertido en un personaje literario, hasta el punto de que se comprometió a visitarlos, pero un accidente en la Nasa desbarató la visita a Málaga.
El distrito de Ciudad Jardín publicó en 2003 Los 4 de la Nasa y lo repartió por las bibliotecas públicas. María Rosa Navarro conserva en su casa de El Palo una foto de 2003 dedicada por el ingeniero aeronáutico, astronauta y desde hace unos días, ministro de Ciencia.
Esta fue la aventura malagueña de Pedro Duque gracias a unos tempranos y voraces lectores y a una bibliotecaria ejemplar: María Rosa Navarro.