La nueva promoción municipal de viviendas para mayores de 65 años en la calle Carril recuerda al albañil malagueño Bernardo Rosa, un activista de los mayores que fue encarcelado en su juventud.
Desde hace unos días, un edificio municipal en La Trinidad lleva el nombre de Bernardo Rosa González, un malagueño ya fallecido, ligado a la construcción, cuyo padre fue empleado de Antonio Baena Gómez y participó en la construcción del Ayuntamiento y la Tabacalera.
El padre de Bernardo, republicano, pasó cinco o seis veces por la cárcel durante el franquismo por sus ideas políticas; el propio Bernardo estuvo unos meses en la cárcel cuando en 1947 trató de alcanzar Portugal para embarcar rumbo a Venezuela. Detenido en la frontera, su presencia coincidió con el derrocamiento del general Oliveira Salazar, así que fue acusado de conspiración.
Con estos antecedentes, no es de extrañar que Bernardo Rosa decidiera poner tierra de por medio y tras un tiempo trabajando en Gibraltar, en 1958 dejara por fin España para marchar a Brasil a trabajar en la construcción en Sao Paulo. El malagueño estuvo allí cinco años pero se volvió, primero por la violencia del país y luego porque se le abría una oportunidad de oro con la boyante Costa del Sol de su Málaga natal. Allí trabajó, sobre todo para extranjeros, primero en Marbella y luego en Torremolinos, que por entonces era la Marbella de nuestros días.
Durante muchos lustros, ya jubilado, Bernardo se distinguió además como representante de los mayores de 65 años en el Puerto de la Torre (vivía en una casa levantada por él mismo en El Tomillar). Allí conoció el autor de estas líneas a este malagueño hiperactivo que saboreaba la vida a cada minuto y que ya en la vejez no dejó de trabajar por los demás.
Ha sido un bonito y acertado gesto del Ayuntamiento recordar a Bernardo al ponerle el nombre a una promoción municipal de viviendas muy especial, ya que fue una de sus propuestas: pisos de alquiler para mayores de 65 años con pocos ingresos.
Las 38 viviendas se encuentran además en una zona que era uno de los símbolos de ese barrio entre solares que sigue siendo La Trinidad. La asociación de vecinos del barrio siempre mostraba este rincón a los periodistas como ejemplo de dejadez y polvareda, pues durante muchos años albergó un nutridísimo aparcamiento terrizo.
Hablamos del solar central de la calle Carril, hoy transformado en una inmensa plaza con naranjos (pocos, con lo verde han estado ahorrativos) dedicada al bailaor Pepito Vargas. El nuevo bloque tiene un gran patio interior que sigue la estructura de los antiguos corralones, y espacio para los talleres y actividades del llamado Centro de Envejecimiento Activo.
Se pregunta el escritor sevillano Antonio Rodríguez Almodóvar en sus recientes memorias por qué hay tan poco espacio en la Historia para la clase obrera. Es una estupenda noticia que los trabajadores vayan ocupando su hueco en ella y que el buenazo de Bernardo Rosa dé nombre a un edificio de Málaga. Se lo ganó con creces.